Die coolste Sätze von Krieg der Klone (2003), dass Sie benutzen können.

[Piche en la frase para ver la escena]

Möge die Macht mir dir sein, "Commander"
Qué la fuerza esté contigo, comandante

Allein, die Calamari sind verloren. (Lecker!)
Solos, los Calamari están perdidos.

Ausgezeichnet.
Magnífico.

Eine kühne Behauptung.
Audaz declaración.

Einen Sith kann man nicht so leicht besiegen.
Un sith no se derrota tan fácilmente.

Dass ist ohne Belang
Eso no tiene importancia.

Ausgezeichnet. Bringt mir diese Schlacht zu Ende, "Commander".
Magnífico. Finalice esta batalla para mí, comandante.

Also, wo waren wir stehengeblieben?
Bueno, ¿dónde nos habíamos quedado?

Alles unter Kontrolle, Meister.
Todo bajo control, maestro.

Ich habe alles im Griff.
Yo controlo.

Dafür werdet ihr bitte bezahlt
Pagarás por esto.

Komm, Padawan, dein Niedergang wird mein Aufstieg zu den Sith sein
Ven padawan. Con tu caída me levantaré como un sith.

Er ist unbesiegbar
Él es invencible.

Ihr seid umzingelt. Eure Truppen sind dezimiert. Schließt Frieden mit der Macht, denn dies ist Eure letzte Stunde. Doch Ihr sollt wissen, dass ich, General Grievous, nicht vollkommen ohne Gnade bin. Ich werde Euch den Ehrentod der Krieger gewähren. Bereitet Euch vor.
Estáis rodeados. Vuestras tropas han sido diezmadas. Reconciliaos con la Fuerza, pues esta es vuestra última hora. Sabed que yo, el General Grievous, no carezco totalmente de piedad. Os otorgaré una muerte de combatientes. Preparaos.

Jawolh, sir
¡Sí, señor!

Diesen umwissen ... haben keine Ahnung was ihr wartet
Estos ignorantes ... no saben lo que les espera.

Wenn man mit Quai Gon Jinn das Universum bereist, dann lernt man das eine oder andere
Cuando se viaja por el Universo con Quai Gon Jinn, se aprende una cosa u otra (como respuesta a por qué sabes algo raro)

Und so endet es also. Ein kühnes Unterfangen, doch wie man sieht, letztendlich nutzlos. Und jetzt, Jedi, macht euch bereit, denn Ihr werdet nun diese Welt verlassen.
Y así termina todo. Una empresa audaz, pero como vemos, en última instancia, inútil. Y ahora, Jedi, prepárense, porque váis a dejar este mundo.

No se confunda, vendrá seguro.

Estás cansada, Jedi. No vas a necesitar esto más. Tengo otra cosa para ti. (Retintín sexual)

Sin anclas de rana

En el serial Worm se hace referencia a un concepto interesante: un ancla mental, aunque la idea no se desarrolla tanto como debiera. Un ancla sería todo aquello a lo aferrarse en momentos de confusión, de angustia o de crisis.

Reflexionando sobre este tema, se me ocurre que a lo largo de la Historia hemos ido perdiendo anclas. Por ejemplo, respecto de la religión, nuestra sociedad es cada vez menos practicante, menos creyente, y refugiarse en la fe está al alcance de cada vez menos ciudadanos.

Tampoco percibo que le demos excesiva importancia a los lugares físicos. Es cierto que en la literatura sí se hace referencia a rincones en los que los protagonistas se aislan del mundo, pero en la vida real mudarse no es extraño, y el concepto de Heimat no es lo suficientemente relevante para existir fuera del alemán.

En cuanto al concepto de clan, este simplemente ha desaparecido. El equivalente más cercano sería la familia. Una familia cuyo tamaño con el tiempo se reduce, pues las relaciones con la familia extendida son cada vez más débiles. Asimismo, la familia no siempre es acogedora, también puede ser un ente al que contentar, una fuente de presión, tanto educativa en mi edad como matrimonial posteriormente, siendo la cultura india un caso extremo en este caso, y la asiática en el anterior, según tengo entendido. 

Otra posible ancla podría ser la cultura, pero en un mundo "globalizado", "intercultural" o con "ciudanos del mundo", el apego a la cultura propia es reaccionario, y la tendencia general es consumir películas de Hollywood, series americanas y música estadounidense.

Todavía queda la curiosidad, el ansia por conocer. Pero no todo el mundo tiene curiosidad, ni capacidad para ella. Y además, algunos piensan que "más sabe el que vive sin querer saber que el que quiere saber sin vivir". Tal vez nos quede la contemplación artística, pero puede que llegue un día en el que ya nada sorprenda. O tal vez ya lo está haciendo, pues los clichés abundan.

Permanece, no obstante, el deseo. Pero el deseo como única ancla, como único elemento al que aferrarse en momentos de confusión, de angustia o de crisis, parece una fórmula destinada al fracaso. 

Veintizinco es sufi100te

Oh, cobrecito, que se ha encontrado con esto.
Si crees que vas azufrir, por Meri Curio no continúes.
Sé que nuestra gracia está "on the flúor", pero intántalo encontrar un poquito de gracia.
Y, zinc más dilación, Al-onso, Lauranio y Nuño os presentan: 

- Deberías intentar barioar un poco los chistes con elementos químicos, que ya Kansas.

- Para nada, yodoy todo en estos chistes; no me censures. ¡Auríba los chistes malos!

- He, he, he.



- Tus chistes sonv muy platateros. Como diría Mistag Kartz "El horor, el orror".

- Esto es escándioloso

- Sodio, si era bromo.

- ¡Carbonazo!

- No seas tan hurañio, ya cesio.

- CloroMnTe, esto se nos ha ido de las mnos.

Especulación sobre la espectacular Espéculo

Espéculo es una revista de estudios literarios de la Universidad Complutense. Desconocida por el mundo, contiene no obstante cantidad y calidad. De entre los diez primeros números, esta es una selección de textos de especial interés:

Entrevista a Borges

Un pequeño fragmento:
Antes se soñaba más, ahora, con tanta televisión... Lo que sucede es que cuando ocurre algo se lo anuncia inmediatamente y no se da tiempo a que se cree una leyenda al respecto. Yo, por ejemplo, alcancé a ver por televisión la llegada del hombre a la Luna. Esa inmediatez ayudó a que se formara parte de la noticia del día y se olvidara después con tantos nuevos Apolo. En cambio, hubiese sido distinto si se anunciara que el hombre había llegado a la Luna y después cada uno soñara cómo había ocurrido. Sin embargo, nos acosan con tantas noticias...
Algunos comentarios ingenuos de un profesor norteamericano en la Universidad Complutense de Madrid

Escritos por un profesor de inglés del año 1977. ¡Qué lucidez! Cambiaría a mi profesora auxiliar por este hombre sin dudar un instante.

Castilla, lugar común del 98

Este estudio explora extensamente el estimulante tema de Castilla como lugar común entre los miembros de la generación del 98. Los autores de esta generación identifican España con Castilla; igualando "la llanura mesetaria, Castilla y el carácter nacional". Asimismo, se diferencia la Castilla literaria de la real: "Castilla, nuestra Castilla, la ha hecho la literatura. La Castilla literaria es distinta, acaso mucho más lata, de la expresión geográfica de Castilla" (Azorín). Destaca particularmente, por su carácter insólito, la evolución personal de Unamuno con respecto al tema de Castilla:
"Podría decirse, pues, que Unamuno traspasa su creencia juvenil en una tradición vascuence, inventada en buena parte por la imaginación novelística decimonónica, a la creencia en otra tradición, la castellana, también inventada -en parte, por él mismo- tradición castiza que critica en principio, en los ensayos que compondrán En torno al casticismo, para luego, progresivamente, identificarse con ella
Detectamos la profesionalidad de este estudio en distintos artefactos lingüísticos que despistan o intimidan al lector con el único propósito de señalar la familiaridad del autor con el tema. Por ejemplo, el uso de "el profesor de Salamanca" para referirse a Unamuno, o el monstruo de sintagma "castellanocentrismo mesetario de tipo determinista".

A pesar de esta profesionalidad, el estudio se desvía del tema central, tal vez para cumplir con la cuota de palabras de la revista. Pero lo hace con estilo, v.g. incluyendo citas de Unamuno que, sin ser inmediatamente pertinentes, son estimulantes.
"Porque los intelectuales no estamos en en el planeta para hacer juegos malabares con las ideas y mostrar a las gentes los bíceps de nuestro talento, sino para encontrar ideas con las cuales puedan los demás hombres vivir"
En conclusión, la relevancia de Castilla para la Generación del 98 siempre se me ha enseñado como un dato. Este estudio la justifica.

Sobre el chiste, texto lúdico

Un estudio sobre el chiste que empieza a justificar su teoría en la praxis cuando el lector se empieza a resignar a la ausencia de evidencia empírica.

De este estudio destaca la descripción del proceso de producción de chistes, que se describe como "un mecanismo intelectual que produce un resultado ``afectivo´´ " (énfasis propio). Destaca además la posición de la autora con respecto al propósito del chiste; dar placer al creador, y secundariamente al espectador.
En efecto, el chiste se presenta generalmente como un puro juego social de ingenio (realizado por medios lingüísticos o gráficos), un "juicio desinteresado" —en palabras de Fischer(22)—, que divierte a quien lo transmite y pretende divertir (o, como diría Freud, provocar el placer del humorismo) a aquel a quien va destinado.
El texto además contiene una extensa caracterización del chiste, un análisis de las situaciones que podrían impedir la risa, una sopesación de perspectivas anteriores y algunas características más que no resumimos porque preferimos que el lector acceda al texto original.

Por otro lado, el estudio explora cómo la intrascendencia del chiste impide que su transmisor sea sea considerado racista o machista. Si bien la autora intenta no posicionarse, incluye citas como "Si [el humor] fuese serio, influyente, determinante..., sencillamente perdería su libertad, su inventiva, su capacidad... Desaparecería".


Por último, enlazamos aquí tres entradas propias con un componente de humor: Érase una vez un ulpo, Muéllete y Tom Swifties

Adenda: No nos hemos atrevido a adentrarnos en Operadores epistémicos y conectores contextuales, pues tras un mero atisbo nos nos hemos sentido excepcionalmente abrumados. No obstante, nos ha dado tiempo a comprobar que nuestra profesora no mentía al decir que hay tesis acerca del sólo (y en este caso, también sobre también e incluso sobre incluso) 

Pesamientos misceláneos.

Subjetivo no es igual a arbitrario.

La navaja de Hitchens prueba demasiado; nos permite descartar cualquier sistema axiomático.

Tal vez no puedas juzgar los sistemas morales de los demás, pero sí puedes juzgar su consistencia.

"Más vale honra sin barcos que barcos sin honra".

¿En qué medida provendría la gracia celestial de encontrarse con que sigues existiendo?

¿Se puede hacer más bien doblando las reglas que ciñiéndose a ellas?

Esta muriendo el sentimiento de "No estoy de acuerdo con lo que dices pero defenderé tu derecho a decirlo".

Pragmatismo fatal.

Algunas palabras, como carácterísticas, tienen, fonéticamente, un acento principal y uno secundario.

Creo que lo único para lo que me podrían servir mis conocimientos de química, dentro de la legalidad vigente, es para hacer bombas fétidas.

La separación en fronteras permite mayor corpus cultural, maximizando la posibilidad individual de ser recordado.

Campo semántico de fantástico: fenomenal, formidable, fetén, favorito, felicísimo, fermoso, flipante, fabuloso, fascinante y felícito, frijólico, que no son palabras.

¿Está hecha la política para votantes leales o para votantes que se guían según sus mutables intereses? [mérito y obra de David García Heredia].

Las aliteraciones salen solas [mérito y obra de Claudia Lombardo].

"Tienes que ver el lado bueno de las cosas; en todo lo malo hay algo de bueno". Pero tú dile eso a alguien con cáncer, o en un funeral. Si alguien realmente esta de acuerdo con esta frase, recomiendo ¿Qué no le debería decir a un enfermo terminal?

"Cada vez que se cierra una puerta, se abre una ventana". Por ejemplo, si has dejado pasar el trabajo de tu vida, puedes defenestrarte.

Las damas han muerto

Recuerdo que un día de mi tiernísima infancia me di cuenta de que podía forzar un empate en el tres en raya. Ese día, el tres en raya dejó de tener gracia, pues el resultado del juego ya estaba determinado. Si ganaba, siempre era porque mi oponente había cometido un error tonto.

Al igual que el tres en raya, otros juegos también se pueden resolver. Normalmente será más difícil, porque el tres en raya tiene un número muy pequeño de posibles posiciones en comparación con otros juegos populares, como el cuatro en raya, las damas o el ajedrez.

Respecto de las damas, también se encontró en 2007 que un desarrollo sin errores conduce a empate. Con 5.1020 posibles posiciones, se tardó poco menos de dos décadas en llegar a este resultado. Ahora bien, para cada posible posición tan solo se calculó si la solución era o no empate, pero guardar la forma fue imposible pues hubiese ocupado demasiado espacio. Por eso, parece pertinente preguntarse si podemos aceptar este resultado, pues ningún humano podría validarlo por si mismo. Intuyo que esto podría dar pié a una bonita pregunta de Teoría del Conocimiento, pues las implicaciones respecto de la fe en la tecnología podrían ser profundas y numerosas.


Ajedrez Gardner.

También se han resuelto algunas versiones de miniajedrez, como por ejemplo la variante Gardner, que también resulta en empate. Lo bonito de esta solución, que podéis encontrar en la bibliografía, es que un mero humano la puede validar.

En cuanto al ajedrez de verdad, el que todos queremos y adoramos, el mismo grupo que resolvió las damas se permitió predecir que no se resolvería pronto, pues el ajedrez tiene aproximadamente el número de posiciones de las damas al cuadrado, por lo que su resolución sería mucho más compleja. Aún así, la abundancia de empates en juegos de alto nivel, en especial en aquellos en los que los jugadores pueden servirse de ordenadores, podría indicarnos que este magnífico juego es tan solo un glorioso tres en raya.

Bibliografía
PROST, Frédéric, MEHDI Mhalla. Gardner’s Minichess Variant is solved. Publicado en línea el 29/7/2013. Accedido el 11 de diciembre de 2015. Enlace: http://arxiv.org/pdf/1307.7118v1.pdf
SCHAEFFER, Jonathan, et al. Checkers Is Solved. Science. Science Magazine. Publicado en línea el 14/09/2007. Accedido el 11 de diciembre de 2015. Enlace: <https://www.sciencemag.org/content/317/5844/1518.full>.
NICKEL, Arno. Proposal of a Pilot Project with an Enhanced Score System. Publicado en línea el 20/7/2015. Web. Accedido el 12 de diciembre de 2015. Enlace: <http://en.chessbase.com/post/correspondence-chess-the-draw-problem>.

Suenan coches

Buenas noches

Buches enanos

Bu, Enasnoches

Buenos nachos


Noches, abusen

Vienas noches

Baches & sueños

Nuevas noches

Los pazos de Ulloa

Los pazos de Ulloa es una novela del naturalismo español publicada en 1886 que narra la vida en unos pazos gallegos tras la llegada de Julián, un cura imberbe e inocente.

Al llegar a los pazos Julián se encuentra con una huronera decadente que refleja el estado de la aristocracia rural. Don Pedro, señor de los pazos de Ulloa, vive en concubinato con Sabel, sirvienta suya, con quien tiene un hijo, Perucho. Además, don Pedro depende de la administración de Primitivo, un personaje “de astucia salvaje, más propia de un piel roja que de un europeo”. Para escapar de esta dependencia, Julián aconseja a don Pedro que tome en matrimonio a su monacal prima, Nucha, que da luz a una niña. No obstante, a pesar de los esfuerzos de Julián, don Pedro no puede escapar de la influencia de un entorno que “envilece, empobrece y embrutece”. Tras fracasar, Julián se exilia en un pueblo lejano y durante su exilio Nucha muere. Al volver a los pazos, Julián se encuentra con que el hijo de Sabel ocupa la posición social que debería corresponder a la hija de Nucha.

Estos personajes se definen en gran medida en función de su entorno, y por tanto el espacio es un elemento de máxima importancia en esta novela. Así, por un lado, tenemos a los pazos de Ulloa y a Cebre, situados en la comarca gallega, en la que se manifiesta lo salvaje y lo violento. En oposición a la comarca encontramos a la ciudad, dónde la educación tiene mayor importancia, en detrimento del instinto.

El tema central de la novela, la oposición entre naturaleza y civilización, se ve reflejado en la polaridad entre ciudad y campo, y explicitado en la situación política. Mientras que en la ciudad, “ennoblece la lucha la magnitud del palenque; asciende a ambición la codicia, y el fin material se sacrifica, en ocasiones, al fin ideal de la victoria por la victoria. En el campo, ni aun por hipocresía o histrionismo se aparenta el menor propósito elevado y general”.

Así pues, Los pazos de Ulloa nos muestra una situación política deplorable en la comarca, en la que el pueblo está aislado de los mandos políticos y de sus decisiones. Así, uno de los temas secundarios de la novela es la crítica al caciquismo. Los dos caciques que se nos muestran en la obra son Barbacana y Trampeta y “ninguno de los dos adversarios tenía ideas políticas”. No dudan en utilizar su ingenio para manipular las elecciones, llegando Barbacana a asesinar a Primitivo cuando este le traiciona. 

En cuanto a la estructura externa, la obra se divide en treinta capítulos de extensión variada. Con respecto a la estructura interna, podemos dividir a la obra en cinco partes, según el foco narrativo. En la primera el foco se encuentra en Julián (cap. I-VII), en la segunda en don Pedro (cap. VIII- XIII), en la tercera en Nucha (cap. XIV-XVIII), en la cuarta en la pareja de Julián y Nucha (cap. XIX-XXVIII), con un capítulo en el que el narrador ve a través de los ojos de Perucho. Finalmente, en los dos últimos capítulos el foco regresa a Julián.

Respecto del narrador, que es omnisciente y en tercera persona, su estilo es funcional y expresivo. Sus descripciones son minuciosas y exactas y con gran carga valorativa, como podemos observar en la descripción de los pazos de Limioso: “Por todas partes indicios de abandono y ruina: las ortigas obstruían la especie de plazoleta o patio de la casa; no faltaban vidrios en las vidrieras, por la razón plausible de que tales vidrieras no existían”. 

Para concluir, a pesar de que hoy en día no se dan pucherazos descarados en España y a pesar de que el poder de la iglesia y la relevancia de la aristocracia han disminuido en gran medida, la sociedad española sigue estando separada de sus mandos políticos rectores. Asimismo, Los pazos de Ulloa es una gran novela del naturalismo español, en la que se alcanza un difícil equilibrio entre los escrúpulos cristianos de la autora y el determinismo característico del naturalismo de Zola.

Para otra perspectiva: Texto de La cultura de Tarbean. 

El lector prosaico; herramientas útiles

Tenéis aquí una lista de servicios gratuitos que han aumentado mi calidad de vida, todos ellos aplicables a la vida real. Pues, ¿quién es más prosaico que este humilde servidor?¿quién desprecia más el abstracto mundo de las ideas?¿quién tiene más apego a lo terrenal? 

Si leéis muchos artículos, utilizad un agregador que os presente todo bien organizado y fácil de leer. Yo utilizo feedly.


Una extensión que remueve aquello que te impide leer: Clearly.

Un servicio que te permite cambiar el formato de un archivo: Online convert.

Una alternativa intuitiva a photoshop: Gimp.

Cristo del buen viaje

Santísimo Cristo del buen viaje: en estos tiempos en que los hombres con sus carreras vertiginosas por tierra, mar y aire, exponen sus vidas todos los días, ten compasión y misericordia de los que perecen sin tiempo para arrepentirse de sus muchas faltas, Amén. 
Que todos al emprender un viaje, vuelvan los ojos a vuestra bendita imágen y digan: Oh Cristo del buen viaje, protegedme ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
Siempre me ha parecido muy sonoro el "con sus carreras vertiginosas por tierra, mar y aire".

Debate Wikipédico

Síntomas visibles: Interrupción del proceso de discusión para confirmar hechos, fechas, etc. en Wikipedia. La pausa termina cuando se encuentra un dato que confirma la argumentación.

Síntomas no visibles: Falta de preparación y ganas de debatir algo a pelo.

Consecuencias inmediatas: Irritante para aquellos que vienen bien preparados.

Consecuencias a largo plazo: No se desarrolla la beneficiosa costumbre de formar un discurso coherente y bien unido, pues los argumentos en los debates wikipédicos se suelen pensar en el momento.

El enfermo no tiene en cuenta que: La validez de un dato es relativa; especialmente en áreas donde hay controversia hay estudios que confirman puntos de vista opuesto.

Remedio: Venir preparado de antemano. Apoyarse en teorías, no en datos.

Adicionalmente: Según la navaja de Hitchens: "aquello que se afirma sin evidencia se puede rechazar sin evidencia", por lo que una mera opinión no tiene valor epistemológico, a no ser que provenga de una autoridad.

Blacamán el bueno, vendedor de milagros

Texto íntegro del cuento Blacamán el bueno, vendedor de milagros, transcrito aquí porque todas las demás versiones tienen erratas. Si se me ha escapado alguna, comentadlo y lo cambio.

Márquez, Gabriel García. La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada. Barcelona: Debolsillo, 1998. Impreso.

Desde el primer domingo que lo vi me pareció una mula de monosabio, con sus tirantes de terciopelo pespuntados con filamentos de oro, sus sortijas con pedrerías de colores en todos los dedos y su trenza de cascabeles, trepado sobre una mesa en el puerto de Santa María del Darién, entre los frascos de específicos y las yerbas de consuelo que él mismo preparaba y vendía a grito herido por los pueblos del Caribe, sólo que entonces no estaba tratando de vender nada de aquella cochambre de indios sino pidiendo que le llevaran una culebra de verdad para demostrar en carne propia un contraveneno de su invención, el único infalible, señoras y señores, contra las picaduras de serpientes, tarántulas y escolopendras, y toda clase de mamíferos ponzoñosos. Alguien que parecía muy impresionado por su determinación consiguió nadie supo dónde y le llevó dentro de un frasco una mapaná de las peores, de esas que empiezan por envenenar la respiración, y él la destapó con tantas ganas que todos creímos que se la iba a comer, pero no bien se sintió libre el animal saltó fuera del frasco y le dio un tijeretazo en el cuello que ahí mismo lo dejó sin aire para la oratoria, y apenas tuvo tiempo de tomarse el antídoto cuando el dispensario de pacotilla se derrumbó sobre la muchedumbre y él quedó revolcándose en el suelo con el enorme cuerpo desbaratado como si no tuviera nada por dentro, pero sin dejarse de reír con todos sus dientes de oro. Cómo sería el estrépito, que un acorazado del norte que estaba en el muelle desde hacía como veinte años en visita de buena voluntad declaró la cuarentena para que no se subiera a bordo el veneno de la culebra, y la gente que estaba santificando el domingo de ramos se salió de la misa con sus palmas benditas, pues nadie quería perderse la función del emponzoñado que ya empezaba a inflarse con el aire de la muerte, y estaba dos veces más gordo de lo que había sido, echando espuma de hiel por la boca y resollando por los poros, pero todavía riéndose con tanta vida que los cascabeles le cascabeleaban por todo el cuerpo. La hinchazón le reventó los cordones de las polainas y las costuras de la ropa, los dedos se le amorcillaron por la presión de las sortijas, se puso del color del venado en salmuera y se le salieron por la culata unos requiebros de postrimerías, así que todo el que había visto un picado de culebra sabía que se estaba pudriendo antes de morir y que iba a quedar tan desmigajado que tendrían que recogerlo con una pala para echarlo dentro de un saco, pero también pensaban que hasta en su estado de aserrín iba a seguirse riendo. Aquello era tan increíble que los infantes de marina se encaramaron en los puentes del barco para tomarle retratos en colores con aparatos de larga distancia, pero las mujeres que se habían salido de misa les descompusieron las intenciones, pues taparon al moribundo con una manta y le pusieron encima las palmas benditas, una porque no les gustaba que la infantería profanara el cuerpo con máquinas de adventistas, otras porque les daba miedo seguir viendo aquel idólatra que era capaz de morirse muerto de risa, y otras por si acaso conseguían con eso que por lo menos el alma se le desenvenenara. Todo el mundo lo daba por muerto, cuando se apartó los ramos de una brazada, todavía medio atarantado y todo desconvalecido por el mal rato, pero enderezó la mesa sin ayuda de nadie, se volvió a subir como un cangrejo, y ya estaba otra vez gritando que aquel contraveneno era sencillamente la mano de Dios en un frasquito, como todos lo habíamos visto con nuestros propios ojos, aunque sólo costaba dos cuartillos porque él no lo había inventado como negocio sino por el bien de la humanidad, y a ver quién dijo uno, señoras y señores, no más que por favor no se me amontonen que para todos hay.

Por supuesto que se amontonaron, y que hicieron bien, porque al final no hubo para todos. Hasta el almirante del acorazado se llevó un frasquito, convencido por él de que también era bueno para los plomos envenenados de los anarquistas, y los tripulantes no se conformaron con tomarle subido en la mesa los retratos en colores que no pudieron tomarle muerto, sino que le hicieron firmar autógrafos hasta que los calambres le torcieron el brazo. Era casi de noche y sólo quedábamos en el puerto los más perplejos, cuando él buscó con la mirada a alguno que tuviera cara de bobo para que lo ayudara a guardar los frascos, y por supuesto se fijó en mí. Aquella fue como la mirada del destino, no sólo del mío sino también del suyo, pues de eso hace más de un siglo y ambos nos acordamos todavía como si hubiera sido el domingo pasado. El caso es que estábamos metiendo su botica de circo en aquel baúl con vueltas de púrpura que más bien parecía el sepulcro de un erudito, cuando el debió verme por dentro alguna luz que no me había visto antes, porque me preguntó de mala índole quién eres tú, y yo le contesté que era el único huérfano de padre y madre a quien todavía no se le había muerto el papá, y él soltó unas carcajadas más estrepitosas que las del veneno y me preguntó después qué haces en la vida, y yo le contesté que no hacía más que estar vivo porque todo lo demás no valía la pena, y todavía llorando de risa me preguntó cuál es la ciencia que más quisieras conocer en el mundo, y esa fue la única vez en que le contesté sin burlas la verdad, que quería ser adivino, y entonces no se volvió a reír sino que me dijo como pensando de viva voz que para eso me faltaba poco, pues ya tenía lo más difícil de aprender, que era mi cara de bobo. Esa misma noche habló con mi padre, y por un real y dos cuartillos y una baraja de pronosticar adulterios, me compró para siempre.

Así era Blacamán, el malo, porque el bueno soy yo. Era capaz de convencer a un astrónomo de que el mes de febrero no era más que un rebaño de elefantes invisibles, pero cuando la buena suerte se le volteaba se volvía bruto del corazón. En sus tiempos de gloria había sido embalsamador de virreyes, y dicen que les componía una cara de tanta autoridad que durante mucho años seguían gobernando mejor que cuando estaban vivos, y que nadie se atrevía a enterrarlos mientras él no volviera a ponerles su semblante de muertos, pero el prestigio se le descalabró con la invención de un ajedrez de nunca acabar que volvió loco a un capellán y provocó dos suicidios ilustres, y así fue decayendo de intérprete de sueños en hipnotizador de cumpleaños, de sacador de muelas por sugestión en curandero de feria, de modo que por la época en que nos conocimos ya lo miraban de medio lado hasta los filibusteros. Andábamos a la deriva con nuestro tenderete de chanchullos, y la vida era una eterna zozobra tratando de vender los supositorios de evasión que volvían transparentes a los contrabandistas, las gotas furtivas que las esposas bautizadas echaban en la sopa para infundir el temor de Dios en los maridos holandeses, y todo lo que ustedes quieran comprar por su propia voluntad, señoras y señores, porque esto no es una orden sino un consejo, y al fin y al cabo, tampoco la felicidad es una obligación. Sin embargo, por mucho que nos muriéramos de risa de sus ocurrencias, la verdad es que a duras penas nos alcanzaban para comer, y su última esperanza se fundaba en mi vocación de adivino. Me encerraba en el baúl sepulcral disfrazado de japonés y amarrado con cadenas de estribor para que tratara de adivinar lo que pudiera, mientras él le daba vueltas a la gramática buscando el mejor modo de convencer al mundo de mi nueva ciencia, y aquí tienen, señoras y señores, a esta criatura encandilada por las luciérnagas de Ezequiel, y usted que se ha quedado ahí con esa cara de incrédulo vamos a ver si se atreve a preguntarle cuándo se va a morir, pero nunca conseguí adivinar ni la fecha en que estábamos, así que él me desahució como adivino porque el sopor de la digestión te trastorna la glándula de los presagios, y resolvió llevarme donde mi padre para que le devolviera la plata. Sin embargo, en esos tiempos le dio por encontrar aplicaciones prácticas para la electricidad del sufrimiento, y se puso a fabricar una máquina de coser que funcionara conectada mediante ventosas con la parte del cuerpo en que se tuviera un dolor. Como yo pasaba la noche quejándome de las palizas que él me daba para conjurar la mala suerte, tuvo que quedarse conmigo como probador de su invento, y así el regreso se nos fue demorando y se le fue componiendo el humor, hasta que la máquina funcionó tan bien que no sólo cosía mejor que una novicia, sino que además bordaba pájaros y astromelias según la posición y la intensidad del dolor. En esas estábamos, convencidos de haber burlado otra vez a la adversidad, cuando nos alcanzó la noticia de que el comandante del acorazado había querido repetir en Filadelfia la prueba del contraveneno, y se convirtió en mermelada de almirante en presencia de su estado mayor.

No se volvió a reír en mucho tiempo. Nos fugamos por desfiladeros de indios, y mientras más perdidos nos encontrábamos más claras nos llegaban las voces de que los infantes de marina habían invadido la nación con el pretexto de exterminar la fiebre amarilla, y andaban descabezando a cuanto cacharrero inveterado o eventual encontraban a su paso, y no sólo a los nativos por precaución, sino también a los chinos por distracción, a los negros por costumbre y a los hindúes por encantadores de serpientes, y después arrasaron con la fauna y la flora y con lo que pudieron del reino mineral, porque sus especialistas en nuestros asuntos les habían enseñado que la gente del Caribe tenía la virtud de cambiar de naturaleza para embolatar a los gringos. Yo no entendía de dónde les había salido aquella rabia, no por qué nosotros teníamos tanto miedo, hasta que nos hallamos a salvo en los vientos eternos de la Guajira, y sólo allí tuvo ánimos para confesarme que su contraveneno no era más que ruibarbo con trementina, pero que le había pagado dos cuartillos a un calanchín para que le llevara aquella mapaná sin ponzoña. Nos quedamos en las ruinas de una misión colonial, engañados con la esperanza de que pasaran los contrabandistas, que eran hombres de fiar y los únicos capaces de aventurarse bajo el sol mercurial de aquellos yermos de salitre. Al principio comíamos salamandras con flores de escombros, y aún nos quedaba espíritu para reírnos cuando tratamos de comernos sus polainas hervidas, pero al final nos comimos hasta las telarañas de los aljibes, y sólo entonces nos dimos cuenta de la falta que nos hacía el mundo. Como yo no conocía en aquel tiempo ningún recurso contra la muerte, simplemente me acosté a esperarla donde me doliera menos, mientras él deliraba con el recuerdo de una mujer tan tierna que podía pasar suspirando a través de las paredes, pero también aquel recuerdo inventado era un artificio de su ingenio para burlar a la muerte con lástimas de amor. Sin embargo, a la hora en que debíamos habernos muerto se me acercó más vivo que nunca y estuvo la noche entera vigilándome la agonía, pensando con tanta fuerza que todavía no he logrado saber si lo que silbaba entre los escombros era el viento o su pensamiento, y antes del amanecer me dijo con la misma voz y la misma determinación de otra época que ahora conocía la verdad, y era que yo le había vuelto a torcer la suerte, de modo que amárrate bien los pantalones porque lo mismo que me la torciste me la vas a enderezar.

Ahí fue donde se echó a perder el poco de cariño que le tenía. Me quitó los últimos trapos de encima, me enrolló en alambre de púas, me restregó piedras de salitre en las mataduras, me puso en salmuera en mis propias aguas y me colgó por los tobillos para macerarme al sol, y todavía gritaba que aquella mortificación no era bastante para apaciguar a sus perseguidores. Por último me echó a pudrir en mis propias miserias dentro del calabozo de penitencia donde los misioneros coloniales regeneraban a los herejes, y con la perfidia de ventrílocuo que todavía le sobraba se puso a imitar las voces de los animales de comer, el rumor de las remolachas en octubre y el ruido de los manantiales, para torturarme con la ilusión de que me estaba muriendo de indigencia en el paraíso. Cuando por fin lo abastecieron los contrabandistas, bajaba al calabozo para darme de comer cualquier cosa que no me dejara morir, pero luego me hacía pagar la caridad arrancándome las uñas con tenazas y rebajándome los dientes con piedras de triturar, y mi único consuelo era el deseo de que la vida me diera tiempo y fortuna para desquitarme de tanta infamia con otros martirios peores. Yo mismo me asombraba de que pudiera resistir la peste de mi propia putrefacción, y todavía me echaba encima las sobras de sus almuerzos y mataba animales del desierto y los ponía por los rincones para que el aire del calabozo se acabara de envenenar. No sé cuánto tiempo había pasado, cuando me llevó el cadáver de un conejo para mostrarme que prefería echarlo a pudrir en vez de dármelo a comer, y hasta allí me alcanzó la paciencia y solamente me quedó el rencor, de modo que agarré el conejo por las orejas y lo mandé contra la pared con la ilusión de que era él y no el animal el que se iba a reventar y entonces fue cuando sucedió, como en un sueño, que el conejo no sólo resucitó con un chillido de espanto, sino que regresó a mis manos caminando por el aire.

Así fue como empezó mi vida grande. Desde entonces ando por el mundo desfiebrando a los palúdicos por dos pesos, visionando a los ciegos por cuatro con cincuenta, desaguando a los hidrópicos por dieciocho, completando a los mutilados por veinte pesos si lo son de nacimiento, por veintidós si lo son por accidente o peloteras, por veinticinco si lo son por causa de guerras, terremotos, desembarcos de infantes o cualquier otro gesto de calamidades públicas, atendiendo a los enfermos comunes al por mayor mediante arreglo especial, a los locos según su tema, a los niños por mitad de precio y a los bobos por gratitud, y a ver quién se atreve a decir que no soy un filántropo, damas y caballeros, y ahora sí, señor comandante de la vigésima flota, ordene a sus muchachos que quiten las barricadas para que pase la humanidad doliente, los lazarinos a la izquierda, los epilépticos a la derecha, los tullidos donde no estorben y allá detrás los menos urgentes, no más que por favor no se me apelotonen que después no respondo si se les confunden las enfermedades y quedan curados de lo que no es, y que siga la música hasta que hierva el cobre, y los cohetes hasta que se quemen los ángeles y el aguardiente hasta matar la idea, y vengan los maritornes y los maromeros, los matarifes y los fotógrafos, y todo eso por cuenta mía, damas y caballeros, que aquí se acabó la mala fama de los Blacamanes y se armó el despelote universal. Así los voy adormeciendo, con técnicas de diputado, por si acaso me falla el criterio y algunos se me quedan peor de lo que estaban. Lo único que ya no hago es resucitar a los muertos, porque apenas abren los ojos contramatan de rabia al perturbador de su estado, y a fin de cuentas los que no se suicidan se vuelven a morir de desilusión. Al principio me perseguía un congreso de sabios para investigar la legalidad de mi industria, y cuando estuvieron convencidos me amenazaron con el infierno de Simón el Mago y me recomendaron una vida de penitencia para que llegara a ser santo, pero yo les contesté sin menosprecio de su autoridad que era precisamente por ahí por donde había empezado. La verdad es que yo no gano nada con ser santo después de muerto, yo lo que soy es un artista, y lo que único que quiero es estar vivo para seguir a pura de flor de burro con este carricoche convertible de dieciséis cilindros que le compré al cónsul de los infantes, con este chofer trinitario que era barítono de la ópera de los piratas de Nueva Orleans, con mis camisas de gusano legítimo, mis lociones de oriente, mis dientes de topacio, mi sombrero de tartarita y mis botines de dos colores, durmiendo sin despertador, bailando con las reinas de la belleza y dejándolas como alucinadas con mi retórica de diccionario, y sin que me tiemble la pajarilla si un miércoles de ceniza se me marchitan las facultades, que para seguir con esta vida de ministro me basta con mi cara de bobo y me sobra con el tropel de tiendas que tengo desde aquí hasta más allá del crepúsculo, donde los mismos turistas que nos andaban cobrando al almirante trastabillan ahora por comprar los retratos con mi rúbrica, los almanaques con mis versos de amor, las medallas con mi perfil, mis pulgadas de ropa, y todo eso sin la gloriosa conduerma de estar todo el día y toda la noche esculpido en mármol ecuestre y cagado de golondrinas como los padres de la patria.

Lástima que Blacamán el malo no pueda repetir esta historia para que vean que no tiene nada de invención. La última vez que alguien lo vio en este mundo había perdido hasta los estoperoles de su antiguo esplendor, y tenía el alma desmantelada y los huesos en desorden por el rigor del desierto, pero todavía le sobró un buen par de cascabeles para reaparecer aquel domingo en el puerto de Santa María del Darién con el eterno baúl sepulcral, sólo que entonces no estaba tratando de vender ningún contraveneno sino pidiendo con la voz agrietada por la emoción que los infantes de marina lo fusilaran en espectáculo público para demostrar en carne propia las facultades resucitadoras de esta criatura sobrenatural, señoras y señores, y aunque a ustedes les sobra derecho para no creerme después de haber padecido durante tanto tiempo mis malas mañas de embustero y falsificador, les juro por los huesos de mi madre que esta prueba de hoy no es nada del otro mundo sino la humilde verdad, y por si les quedara alguna duda fíjense bien que ahora no me estoy riendo como antes sino aguantando las ganas de llorar. Cómo sería de convincente, que se desabotonó la camisa con los ojos ahogados de lágrimas y se daba palmadas de mulo en el corazón para indicar el mejor sitio de la muerte, y sin embargo los infantes de marina no se atrevieron a disparar por temor de que las muchedumbres dominicales les conocieran el desprestigio. Alguien que quizás no olvidaba las blacabunderías de otra época consiguió nadie supo dónde y le llevó dentro de una lata unas raíces de barbasco que habrían alcanzado para sacar a flote a todas las corvinas del Caribe, y él las destapó con tantas ganas como si de verdad se las fuera a comer, y en efecto se las comió, señoras y señores, no más que por favor no se me conmuevan ni vayan a rezar por mi descanso, que esta muerte no es más que una visita. Aquella vez fue tan honrado que no incurrió en estertores de ópera sino que se bajó de la mesa como un cangrejo, buscó en el suelo a través de las primeras dudas el lugar más digno para acostarse, y desde allí me miró como a una madre y exhaló el último suspiro entre sus propios brazos, todavía aguantando sus lágrimas de hombre y torcido al derecho y al revés por el tétano de la eternidad. Fue esa la única vez, por supuesto, en que me fracasó la ciencia. Lo metí en aquel baúl de tamaño premonitorio donde cupo de cuerpo entero, le hice cantar una misa de tinieblas que me costó cincuenta doblones de a cuatro porque el oficiante estaba vestido de oro y había además tres obispos sentados, le mandé a edificar un mausoleo de emperador sobre una colina expuesta a los tiempos más propicios del mar, con una capilla para él solo y una lápida de hierro donde quedó escrito con mayúsculas góticas que aquí yace Blacamán el muerto, mal llamado el malo, burlador de los infantes y víctima de la ciencia, y cuando estas honras me bastaron para hacerle justicia por sus virtudes empecé a desquitarme de sus infamias, y entonces lo resucité dentro del sepulcro blindado, y allí lo dejé revolcándose en el horror. Eso fue mucho antes de que a Santa María del Darién se le tragara la marabunta, pero el mausoleo sigue intacto en la colina, a la sombra de los dragones que suben a dormir en los vientos atlánticos, y cada vez que paso por estos rumbos le llevo un automóvil cargado de rosas y el corazón me duele de lástima por sus virtudes, pero después pongo el oído en la lápida para sentirlo llorar entre los escombros del baúl desbaratado, y si acaso se ha vuelto a morir lo vuelvo a resucitar, pues la gracia del escarmiento es que siga viviendo en la sepultura mientras yo esté vivo, es decir, para siempre.

Ensayos de otros universos

Inpirado por: https://what-if.xkcd.com/120

Si alguien se atreve a continuar cada párrafo y lo hace bien, le otorgo un deseo.

[...] Por lo tanto, podemos afirmar que, debido a que este humilde servidor está infectado del virus de multiplicidad papal, no otorgarme la nota máxima implicaría negar el dogma de la infalibilidad del papa, herejía que mi Inquisición castigaría con dureza y tortura. Esto implica que [...]

[...] Dado que D.Doofenshmirtz reveló que estábamos viviendo en una simulación, podemos afirmar que la intuición no existe, pues una consecuencia directa del teorema de Cottini-Moreno es la imposibilidad de poder programar un salto no racional, incluso en ordenadores positrónicos. Así, lo que nosotros entendemos como intuición podría ser meramente un segundo procesador que nos transmite información fácilmente accesible desde fuera, pero no desde dentro de la simulación. En cuanto a los problemas del libre albedrío que esta situación plantea, [...]


Me encanta cómo tiene la nariz un poco más pequeña que la mano.


[...] Desde que nuestros políticos pactaron con el dios Quimikós, asegurándonos vida eterna a cambio de no estudiar más ciencia, ¿ha cambiado la naturaleza de la curiosidad? [...]

[...] Si bien tres años después de la toma del poder por parte de Frodo, la pobreza y la malnutrición han sido erradicadas, la falta de libertad que este tirano ha traído ha sido máxima. Frodo promete que en tres generaciones creará un paraíso terrenal y abandonará el poder. ¿Somos lo suficientemente altruistas como para ceder?¿Implicaría ceder ser altruista? Todo depende de [...]

[...] Si es ético crear y destruir simulaciones, entonces, de estar nosotros en una simulación, sería ético destruirnos. Lo que nos lleva a preguntarnos; ¿con qué criterio podemos determinar si es ético destruir una simulación que contenga entes conscientes? Tal vez podríamos decidir que, en el momento en el que una simulación terminase con una sub-simulación, sería aceptable destruir a la destructora, pero esto [...]

Tom Swifties

En los paises angloparlantes existe un tipo de juego de palabras llamado "Tom Swifty". En ellos, un personaje hace una afirmación, y se hace una broma autorreferencial en el adjetivo que le sucede.

Un ejemplo sería:
“I took Gollum’s precious trinket in a riddle contest,” Tom said wonderingly.
5, 4, 3, 2, 1, 0... La gracia radica en que wonderingly se puede dividir en "Won de(the) ring"-ly. Y efectivamente, la "baratija" de Gollum es un anillo.

Otro ejemplo podría ser: “Umph, umph, umph!” said Tom triumphantly.

El caso es que he estado intentando crear mis propios Tom Swifties en español. He aquí el resultado:

"No me gusta depilarme" dijo Gumersinda sinceramente.

"¿Dónde está el restaurante Taiwanés?", me pregunta Nuño, sin ver que está ahí.

"He liberado a Delibes", dije, deliberadamente

"Odio este juego de EA, los Grox siempre me atacan", dijo Nuño desesperado.

"Ya se ha metido al ultimo maleante en la cárcel", dijo el juez, desamparado.

"Al agua" dijo Silvia, patológicamente

"Yo os declaro marido y mujer" dijo el cura enrevesadamente.

"Me gusta PowerPoint" dijo Nuño, puntualmente

"Aquí tiene la vuelta", dijo la dependienta, acrobáticamente.

"Jamás me había enfrentado con una bestia así", dijo el gladiador, temerosamente.

"Tráiganme la bandera", dijo el francés, blanquecino.

""Se me han acabado, pero todavía me quedan manzanas" el frutero, desesperado.

"Ya tengo de todo" dijo el frutero, esperanzado.

"Me temo que no podemos hacer nada por su ordenador", dijo el informático, masticando

"Se ha muerto", dijo el policía sintácticamente.

"Coge la línea dos", dijo Nuño, rayado.

"Coge la línea seis", dijo Nuño, circularmente

"Vayamos al grano", dijo el dermatólogo.

"Difícil posición" dijo el maestro de ajedrez, entablando conversación.

"No me gustan las vísceras", dijo el cliente, patéticamente.

"No puedo dejar de jugar al Candy Crush", dijo el adicto, inmóvil

"Me gusta el árbol de la ciencia", dijo Andrés, barajando.

"Tengo un loro de mascota", dijo Tana, suavemente.

"Ya ve usted", respodió el judío.

"El poder de la disciplina" dijo el profesor, oliendo mal.

"Es crucial" dijo Umbridge, directamente.

"Yo controlo todas las funciones de Excel", dijo Isabel, desvestida.

"Busca lo más vital", dijo la rana, embalumándose

"Ya ves tú", dijo el cerrajero, forzadamente.

"Me llamo Herbert", dijo el personaje, rosado. (referencia al señor Herbert, de La increíble y triste historia...)
"En este juego hay demasiadas cartas especiales; ¿soy el único que se lía?", preguntó Atila.

"Aunque me ronde la muerte, no tengo miedo a morir", dijo Antonio Molina, acabado.

"Hotel, dulce hotel", dijo Zack, codiciosamente.

"Ya ha terminado el interrail", dije yo, desentrenado.
"Esta táctica, afilada amiga, previene jaquecas", dijo Torrente caballerosamente. Yo no me reí nada.
"Soy buena gente", dijo James Bond.

"Ojito conmigo" dijo Alastor Moody, amagando.

Y, ¿por qué tiene el 1 miedo del 9? Porque solo falta un poquitín para que 9,1

Emilia Pardo Bazán, maga del humor.

En una relectura cuidadosa de Los Pazos de Ulloa, antes de mi presentación, he encontrado esta pequeña joyita de chiste. No sé si fue adrede, pero me ha alegrado el día.
"El cazador alto se volvió hacia los demás, con familiaridad y dominio.
-¡Qué casualidad! -exclamó-. Aquí tenemos al forastero... Tú, Primitivo... Pues te cayó la lotería: mañana pensaba yo enviarte a Cebre a buscar al señor... Y usted, señor abad de Ulloa... ¡ya tiene usted aquí quien le ayude a arreglar la parroquia!
Como el jinete permanecía indeciso, el cazador añadió:
-¿Supongo que es usted el recomendado de mi tío, el señor de la Lage?"

En un principio, dudé de la consistencia histórica, pero Wikipedia afirma que:
En 1812, cuando nació la modalidad de Lotería en la que los boletos tenían un número impreso, el germen de la actual Lotería Nacional de España, a esa nueva lotería se la llamó "Lotería Moderna", mientras que la Lotería por Números adquirió el nombre de Lotería Primitiva. El sorteo de Lotería Primitiva continuó celebrándose hasta que el Gobierno lo suprimió en el año 1862.
Y Emilia Pardo Bazán vivió de 1851 a 1921, y publicó los Pazos en 1886, por lo cual, el juego de palabras, aunque poco probable, es posible (pero, ¿qué juego de palabras es probable?). Y si lo es, tal vez esta cuestión pulpitante se haya mantenido oculto durante siglos, hasta que yo lo he detectado.

Debido a lo anterior, podemos concluir que la perspectiva del actor del conocimiento es esencial en la búsqueda del conocimiento

Madre Coraje y sus hijos; una obra sin empatía

Oír los cuatro minutos de atronadores aplausos que el público dedicó a los actores debe haber sentado bien. Pero esto no es una reseña; esto es una argumentación de una idea sobre la que hace tiempo que quería escribir: La empatía del lector los personajes.

Mi tesis es que la empatía en sí misma tiene escaso valor. ¿Por qué? Por que al empatizar, el esfuerzo recae sobre el lector, y este, instintivamente, busca empatizar con "todo lo que se menea" (en términos coloquiales, vulgares y propios de esta clase, como dijo mi profesora de lengua). Si hay una serie de comportamientos e inquietudes constantes a toda la humanidad, con tal de que el autor refleje algunos en sus personajes, conseguirá que el lector empatice al menos en cierta medida Así, la empatía no tendría un valor especial. Es decir, no es positiva o negativa, sino que por si sola no aporta mucho.

A esto se podría objetar que  empatía es necesaria para una buena obra. Y ciertamente, esto  parece una asunción muy extendida, especialmente en la literatura juvenil.



Esta asunción ha parido la ingente cantidad de heroínas y héroes que abundan por nuestros mundos literarios. Como reflexión  tangencial, os invito a observar que muchos de los grandes héroes de la literatura universal son adultos, mientras que los actuales son jóvenes. Pensad en esto: si necesitas un héroe, ¿por qué elegirías a un inestable adolescente en vez de a un adulto?

Volviendo a la creencia de que la empatía es necesaria para una obra, podemos encontrar un gran contraejemplo en Madre Coraje, de Bertolt Brecht, quién pretendió precisamente que el espectador no sintiese empatía, creando así el Verfremdungseffect (efecto de distanciamiento), una peculiar forma de teatro.

En esta obra el espectador presencia cómo una mujer ya anciana, Madre Coraje va perdiendo a sus hijos mientras vende mercancías a los soldados de la guerra de los treinta años alemana. No obstante, no empatizamos con ella ni siquiera durante los silencios que grita Madre Coraje cuando sus hijos mueren. Los personajes son opuestos a nosotros (Madre Coraje llega a decir "Ha estallado la paz", con lástima, pues vive de la guerra). Y por eso, no podemos proyectar nada nuestro en ellos, no podemos sentir empatía.


Ergo, la asunción de que la empatía es necesaria para una buena obra de literatura queda falseada.

Así, desde esta perspectiva, podemos entender el gran impacto de la línea "Mama, just killed a man" (mamá, acabo de matar a un hombre), y podemos revalorizar aquellas canciones como "Hall of Fame", escritas para que todo el mundo pueda reconocerse. // Pendiente de revisión.

Las fotos han sido extraídas de este blog, en dónde se pueden ver con mayor calidad.

Por último, enlazo a dos reseñas sobre Madre Coraje con conclusiones contradictorios:
http://www.periodistadigital.com/guiacultural/ocio-y-cultura/2015/09/11/una-madre-coraje-convincente-de-verdad-brecht-teatro.shtml
 Asimismo, para un texto de corte académico que encuadra maravillosamente a este autor, podéis leer En el centenario de Bertold Brecht.

Apología del jonrón

Todos los días, jonrón teme ir al diccionario. Lo teme tanto que ha llegado a sabotear el proceso de actualización del diccionario de la rae. ¿Por qué? La respuesta es una verdad triste, al pequeño jonrón le hacen bulling.

Si jonrón fuera un niño humano, sentiríamos pena. Crearíamos todo un departamento en su colegio para paliar su problema y para evitar que se repitiese. Pero jonrón es solo un conjunto de letras, y nos unimos al acoso.

Personificaciones a parte, muchos de mis compañeros dicen cosas muy feas acerca de la palabra "jonrón". Esto es una defensa.

Soy muy aficionado a hacer chistes, pequeñas gracias y juegos de palabras. Hago muchos. 121 en una semana, la última vez que contaron. Tengo el dudoso honor de ser la persona que más chistes malos crea que conozco. Y jonrón es una palabra perfecta para hacer chistes, mientras que home run no lo es.

¿Por qué? Porque es una palabra consistente con nuestro idioma: hay numerosísimas palabras con las que comparte terminación y algunas que comienzan igual. Home run, por el contrario, es una palabra consistente con el idioma inglés, y al español ni le va ni le viene.

¿Significa eso que estoy en contra de los anglicismos o de coger palabras prestadas? En cierta medida. Valoro mucho que un idioma sea consistente, y los préstamos no lo son hasta que se españolizan. Tal vez no os hayáis parado a pensar, pero el que haya sonidos frecuentes permite que haya poesía, que haya juegos de palabras y nos permite utilizar la intuición al manipular el lenguaje.

Y por eso la palabra jonrón debería ser bienvenida al idioma español.

Trúchicos despórticos carambólicos.

Leyendo un libro de Anderson Imbert, me encuentro con la idea de cuento resumido y cuento escenificado. Para que los conoceptos estén menos borrosos en mi mente, escribí un pequeño relatillo. La primera parte es cuento resumido y la segunda, cuento escenificado. La diferencia está en que en la primera parte, el narrador presenta una la acción destilada, y en la segunda, nos muestra la acción misma.

Tras desembolsar cien talentos, Darío cogiome traviesamente dos centrifugadoras tenebrosas. Date cuenta, taimada dueña, que terrible decisión cometí. Trescientos dinares, ¡Calígula!, tropecientos debí conseguir. Triste decisión, ciertamente.

Teniendo dos centrifugadoras tenebrosas, Darío conquisto tierras, dominó comarcas. Todo despacito, con taima. Después, coronose tzar.

Día concurrente, terrible desgraciada calamidad: tullido desvalido quedé, tras dejarme ciego trúchicos despórticos carachimbólicos. Tuviera dos centrifugadoras, tóntico despórtico consideraría torpeza desobedecerme, contrariarme.

Tras dejarme ciego trúchicos despórticos carachimbólicos, terminé decidiendo conducirme tercamente dónde quedaba tzar Darío. Conseguí tardía diurna conversación tener:


-Dos centrifugadoras tenebrosas díte; coronáronte. Tienes, Darío, que tener deferencia con tu desdichado comerciante.
-Tiemblas - dijo cuidadosamente - tranquilizate. Dime, ¿cómo te debería, comerciante, tratar?
Debidamente. ¡Con tus dos centrifugadoras tenebrosas debes cárgate trúchicos despórticos carachimbólicos, tzar Darío! - contesté.
Templanza demuestras - continuó. ¿Tú desearías conmigo trabajar?
Despacito, con tristeza, decliné.
-Córtele, teniente, despacio, cada tobillo; declinar cuesta.

Tartamudee: "do-dolor". Caí. Tánatos debió cosecharme.

Tres divagaciones cortas



Cualquier tema, si repetido, aburre, y los temas importantes para el mundo no son una excepción; ¿por qué habrían de serlo? Y, como los temas importantes, por el hecho de ser importantes, se repiten mucho, terminan aburriendo. Pero además, lo que respecta a estos temas, hemos llegado a tener una pequeña grabadora que nos dice la opinión aceptada socialmente, y al hablar de ese tema, simplemente la encendemos y damos un paso para atrás.

Y lo peor es que esa pequeña grabadora suele tener razón, tal vez porque recoge las reflexiones de personas que han dedicado más tiempo y más esfuerzo a pensar sobre esos asuntos relevantes. Pero, he llegado a un punto, tras oír y leer siempre lo mismo, que encontrarme otra copia me irrita intelectualmente.

Así, últimamente me encuentro leyendo a personas inteligentes cuya visión del mundo no comparto. Por ejemplo a E. Milco. Encuentro que leer textos de su blog me estimula. Tengo la certeza de que es homofóbico, pero a estas alturas me da igual, porque es original, y además en ocasiones tiene pequeñas joyitas, como su análisis de Harry Potter, reflexiones, etc. He llegado a un punto en el que prefiero a un demonio inteligente y estimulante que a un angelito aburrido y bueno.

Esto no significa que me esté pasando al lado oscuro, al menos no todavía. Sí significa que necesito ideas interesantes con las que ocuparme. Aunque últimamente he estado pidiendo pensamientos interesantes por mis círculos de amigos, el intento no ha tenido mucho éxito.

Para concluir, si tienes un pensamiento interesante, te ruego que lo compartas; mi estabilidad mental te lo agradecerá.




Tal vez tras leer la primera parte puedas pensar, prudente persona, que soy malvado. Al fin y al cabo, al tratar asuntos importantes lo natural sería aguantar las molestias y hacer el mundo un lugar mejor. No es tan sencillo.

Si hacer un acto generoso implica una molestia, mi mente entra en conflicto. Tengo la preferencia de quitar todo tipo de molestias de mi vida, y la metapreferencia de dejar el mundo un lugar mejor tras mi muerte. Normalmente el lobo blanco gana, pero no obstante, cuando estoy cansado o estoy desanimado, o cuando tengo sueño, no soy tan bueno.




He estado pensando mucho acerca de esto, y he obtenido una idea interesante: Si consigo asociar una sensación de placer a hacer el bien, la tensión desaparece. Así, tendría que o bien darme una pequeña recompensa cuando hago algo bueno, o bien buscar actividades altruistas que me motiven.

Español agresivo


Traum, de Cro, segundo 35

Nótese la fortísima agresividad de la rima getankt y Bank, que en español sería muy difícil de obtener. Así que me lo tomo como un reto; escribir un español agresivo:

Estudiando con Frank la constante de Plank,
anclando físicas anquilosadas, 
aunque nuestras miradas están desviadas
¿quién ganaría, cien guardias de corps o un triceratops?

Meh, lo hemos conseguido, pero solo utilizando préstamos y principios de palabras, lo cual no es ortodoxo ni se puede continuar fácilmente durante otra estrofa más (lector, esto es un reto).

Intentemos ahora no utilizar préstamos,

Con rojo arrojo jalas,
gimes jocosas carcajadas
y rajas en jirones,
en un atrejeo de congojas.

Adiós Jorge, hola Jerjes,
tejón con reloj,
reloj con ejes de herejía.

Manual para héroes.

¿Vives en un mundo fantástico? 
¿Eres “el elegido” y debes derrotar a un ser infinitamente malvado? No te preocupes, nosotros tenemos la solución.


Explotando algunos de los fallos y tópicos de las historias de fantasía épica más comunes, te proponemos dos caminos para liberar a tu mundo de el mal que os acecha.


El camino del héroe


Deberás coleccionar a un maestro, a un amigo que va a morir y a una chica guapa. El maestro deberá tener amplia experiencia y pasarás varios años aprendiendo todo lo que sabe. El amigo deberá de ser leal y la chica guapa deberá ser preferiblemente tu amor desde la infancia. 


Una vez que hayas aprendido de tu maestro unos cuantos movimientos que sean espectaculares, debes de buscar un arma exótica, preferiblemente con nombre y con leyenda. Después, podrás enfrentarte al malvado. 


No te esfuerces mucho en el primer asalto, pues siempre lo vas a perder; el importante es el segundo. Tras lamerte las heridas, preferiblemente cuidado por la chica guapa, regresa y asesina al malo definitivamente. Es esencial que el amigo muera en el proceso; piensa en este desgraciado hecho como un sacrificio necesario.


El camino del listo


Acércate al malo. Ofrece tus servicios y gánate su confianza. Una vez que el malo haya conquistado todo el reino mágico, confiésale que te aburres y que quieres organizar algunos juegos, o algo para divertirte. 


Tras haber asistido a suficientes distracciones, tú y tu señor os aburrireis muchísimo, especialmente si tu señor es inmortal y tú también. Dado que los monstruos aberrantes que tu señor crea no se pueden reproducir, expresa tu preocupación de que no seréis recordados si llegaseis a ser derrotados. 


Lenta y pacientemente, lleva a tu señor al lado de la luz.
Haz que se enamore de la chica guapa (o de un chico guapo), y empiece a redimirse.


Aviso legal





Revista Amanha-Bifurcacao-Fork by yujikunschmidt

El segundo camino dura aproximadamente una década menos que el primero, pues el tiempo que tardas en aprender las habilidades necesarias es mucho más extenso del que se muestra en películas y libros. Además, tiene dos ventajas considerables: la reducción del riesgo de muerte y la obtención de un aliado todopoderoso que en el primer camino simplemente sería aniquilado.

BdLdN no acepta reclamaciones, y niega toda responsabilidad, dentro del marco de la legalidad vigente.


Primera imagen, extraida de esta página de deviantart, segunda, de estay tercera

Felipe VI y Merkel

Tras la visita a Alemania de nuestro rey Felipe VI, la casa real ha anunciado la unión matrimonial entre Felipe VI y la poderosísima canciller Angela Merkel, poniendo fin a la separación de las gloriosas dinastías española y germánica.

Si bien la noticia ha sido inesperada para el público general, esta declaración es fruto de décadas de trabajo, y el año, 2015 no es casual; pues marca el 300 aniversario de la toma de Ibiza por Felipe V, y el fin de la guerra de sucesión española y de la estrecha unión entre los pueblos germánicos y el reino de España.

En España, la noticia ha encontrado grandes dosis de indiferencia, mientras que en Alemaniaha sido recibida con una mezcla de incredulidad, negación y deseos de grandeza. Numerosos cómics satíricos se han publicado mostrando a Merkel como reina. Asimismo, voces furibundas se han hecho oír en el parlamento alemán, afirmando que Alemania todavía era una democracia, a lo que Merkel ha respondido que todo el proceso se está realizando desde la legalidad, y ha propuesto un referendum para determinar si es la voluntad del pueblo alemán coronarla como reina (las palabras exactas fueron "para determinar la creación de un cargo hereditario de soberano vitalicio").

Nuestra actual reina, doña Leticia, ha apoyado todo el proceso de principio a fin; cuando se casó con Felipe entendió que la relación era de naturaleza temporal, para satisfacer las monárquicas necesidades de Felipe, y como plan B si la unión no se llevase finalmente a cabo. Tal es la entrega de Leticia que cuando la Santa Sede ha amenazado con no aceptar el divorcio y excomulgar al rey, ella misma ha propuesto afirmar que no era consciente de sus actos cuando se casó. Asimismo, estuvo presente en la emotiva pedida de mano de Felipe VI a Merkel:


Al igual que el pueblo alemán, este blog recibe la noticia con grandes dosis de incredulidad, y se siente honrado de ser uno de los primeros medios de comunicaciones españoles en escribir acerca de este gran acontecimiento. ¡Por una Españalemania unida!