El sueño de la razón produce monstruos

En el contexto de elegir una carrera, me encuentro sin indicaciones sobre cómo debe ser el sano equilibrio entre razón y emoción, y por lo tanto, me reconcomo la cabeza. Mi conclusión es que debo mantener una posición idealista, romántica, guiada por las emociones, pero solo al elegir objetivos y metas, y una vez que estos han sido elegidos, emplear la clara luz de la razón para elegir y diseñar el método, el camino. ¿Por qué? Porque todas las demás opciones conducen al fracaso.

Si fuéramos idealistas respecto al método, no tendríamos plan alguno para lograr nuestros objetivos, y seríamos como un chico que, enamorado de una chica, no se aproxima a ella,  esperando una reciprocidad mágica que nunca llegará. No nos prepararíamos los exámenes, confiando en la suerte y siendo defraudados. Independientemente de nuestros objetivos, el sentimiento en sí mismo no nos  proporciona una manera de alcanzarlos, 


No obstante, la razón es formidable en este aspecto pues nos permite idear métodos, soluciones para superar nuestros obstáculos. Así, el ajedrez, un juego en el que el objetivo final, hacer mate, está ya predefinido, es percibido como un duelo mental en el que prima la razón. En el ajedrez, utilizar la emoción nos llevaría a proteger los caballos porque son bonitos, a sacrificar las torres porque son feas y a dejar el rey en el centro porque llevarlo a una esquina es de cobardes. No obstante, si utilizamos la razón (TdC: complementándola con nuestra intuición experta, que tal vez asimile y acelere los mecanismos y resultados de la razón), podremos ganar.

Un breve paréntesis: en ciertas ocasiones, la decisión racional (aquella que te acerca más a tus objetivos) podría ser actuar de manera aparentemente "irracional", pues nuestra sociedad considera a la razón helada y deshumanizada; las ineficiencias son prueba de afecto, y  la frialdad de lo racional es castigada socialmente. 

En cuanto a elegir objetivos con la razón, como la razón no valora, sino que pondera y calcula, terminaríamos optimizando para un sucedáneo, como la cantidad de dinero o la guayura. O, podríamos elegir la imitación, cual Zelig, pero nunca llegaríamos a determinar una meta, en palabras de Gasset, auténtica. En su momento no lo vi, pero un pésimo cuestionario escolar que pretendía determinar el nivel de machismo en mi colegio preguntaba algo como "¿Es racional para un hombre luchar para mejorar la posición oprimida de las mujeres?", y ahora veo que la pregunta está mal formulada. Que algo sea "racional" o no depende puramente de nuestras preferencias y metas; dado el objetivo del Joker de causar caos, su comportamiento como un capaz agente impredecible y perturbado podría ser una fachada y el producto de un cálculo racional previo.

Así, en conclusión, coincido con el título del conocido grabado de Goya, El sueño de la razón produce monstruos, en sus dos sentidos, porque, siendo breves, es la razón y no los sentimientos la me posibilitará ganar al ajedrez, pero son los sentimientos y no la razón los que me indican qué juego de mesa prefiero.

The Sandman, de Neil Gaiman

La pregunta que le hicieron a Neil Gaiman, de resumir la historia de Sandman en 25 palabras o menos no me gusta. Su respuesta fue "The Lord of  Dreams learns that one must change or die, and makes his decision" ("El Señor de los Sueños aprende que debe cambiar o morir y toma una decisión") , y la pregunta no me gusta porque promete condensar y caracterizar toda una serie, y no es la pregunta adecuada para ello; se centra demasiado en el qué en detrimento del cómo. En un plano más analítico, me parece especialmente relevante el aspecto de exploración de escenarios fantásticos peculiares, ya sean historias individuales o tramas intrincadamente relacionadas. En esto, creo yo, radica gran parte de la gracia de esta saga.

El personaje principal, Sueño, tiene como "hermanos" a Destino, Muerte, Destrucción, Deseo, Desesperación y Delirio (que antes fue Deleite). En inglés, sus nombres son Dream, Death, Destruction, Desire, Despair y Delirium (que fue Delight), y el juego desafortunadamente se pierde con la traducción, pues quedaría un poco pillado por los pelos llamar a Muerte Defunción y a Sueño algo como Dormítico.

Estos personajes son los "eternos", que por un lado son la antropomorfización de un aspecto de la vida y por otro una perspectiva, una actitud, acerca del aspecto que personifican. Si muriesen, como la realidad que representan sigue existiendo, esta se personificaría en una nueva reencarnación, y la perspectiva de la manifestación anterior se perdería. Esto supone una curiosa inversión de la muerte humana, pues cuando morimos, c'est fini, pero todavía pueden quedar trazas de nuestra manera de ver las cosas.
Retomando la idea de escenarios fantásticos peculiares, por ejemplo, Lucifer Morningstar (Lucero del Alba), ángel caído y señor del averno, protagoniza una historia sumamente interesante en la cual abandona el infierno y cede su llave a Sueño, que se entrevista con deidades de diversos panteones que codician la llave. Mientras tanto, los muertos regresan a la vida y Lucifer se relaja tocando el piano en la tierra. Al parecer, esta idea ha dado lugar a una serie de televisión que según tengo entendido es terrible. Otra subtrama fascinante es la reunión, cada cien años, entre Sueño y Hob Gadling, en la que se cuentan sus andanzas en la última centuria.

Otro aspecto en el que destaca es en la cuidadosa incorporación de temas sociales a la narración. Recientemente tuve la mala fortuna de asistir a una representación de la Jóven Compañía de la Ilíada y la Odisea en la que se oían horrores como "Y claro, a Casandra no la escuchaban porque era una mujer", y barbaridades semejantes que dejaban claro que el desarrollo narrativo de la obra estaba subordinado a la búsqueda de una solución social. Afortunadamente, en Sandman, los temas sociales son una solución narrativa, y no viceversa, y aunque la ideología de Gaiman se deja ver, no es estridente.

Podemos concretar lo anterior en lo que respecta a la psicopatía y a la transexualidad. En cuanto a la psicopatía, este tema es explorado mediante una interesante convención de asesinos, que permite a Gaiman esbozar los rasgos comunes y no comunes de diversos psicópatas y asesinos. El psicópata de Gaiman no es un ser que desde la oscuridad rezuma maldad de cartón piedra y que el autor puede invocar perezosamente. Al contrario, al ser caracterizado con más detalle el psicópata sigue siendo terrible, pero un terrible más afín a lo literario, y en este caso con un toque fantástico.

De igual manera, la transexualidad se trata desde una perspectiva narrativa mediante el carácter de Wanda. Wanda es uno de los numerosísimos personajes secundarios de la serie, pero aún así tiene cierta complejidad, y en general, por lo poco que he leído, ha sido en general recibida de forma dispar por los colectivos relevantes. Su subtrama no es moralizante y al igual que con la mayoría de los personajes, el autor no duda en putear a Wanda para generar tensión y desarrollar la acción, lo cual se agradece.

Nótese la referencia aristotélica. No está sola, las referencias culturales y mitológicas son numerosísimas.

En cuanto a las características propias del medio, me han llamado la atención el uso de rectángulos para incorporar la voz de un narrador, la ocasional irreverencia ante los límites de la viñeta y el uso de diferentes tipografías y bocadillos para enfatizar la naturaleza divina, eterna o destructora de algunos personajes. Por ejemplo, letra blanca sobre fondo negro y una burbuja puntiaguda para Sueño:


¿Siempre lo supiste? El sesgo de retrospección

Estracto de: David G. Meyers, Exploring Social Psychology New York: McGraw-Hill, 1994, pp.15-19.

"Todo parece rutinario, una vez explicado" – El Dr. Watson a Sherlock Holmes.

¿Producen las teorías de psicología social nuevas perspectivas sobre la condición humana? ¿O sólo se limitan a exponer lo obvio? Muchas de las conclusiones presentadas en este libro probablemente se te hayan ocurrido, pues la psicología social está en todas partes. Durante siglos, filósofos, novelistas y poetas han observado y comentado el comportamiento social, a menudo con perspicacia. Como comentó el filósofo inglés Alfred North Whitehead, "Todo lo importante ya se ha dicho".

Por tanto, ¿se podrá también afirmar que la psicología social es tan solo sentido común [reformulado] en otras palabras? La psicología social se enfrenta a dos críticas contradictorias: que es trivial porque documenta lo obvio, y que es peligrosa porque sus descubrimientos pueden ser utilizados para manipular a las personas. ¿Es la primera objeción válida? ¿formaliza la psicología social tan solo lo que cualquier psicólogo social amateur ya sabe de forma intuitiva?

Cullen Murphy (1990), editor de The Atlantic, piensa de esa manera. Hasta lo que él alcanza a observar, las ciencias sociales no revelan "ninguna idea o conclusión que no pueda ser encontrada en cualquier enciclopedia de citas". Día tras día, los psicólogos sociales salen al mundo. Día tras día descubren que el comportamiento de la gente es más o menos lo que se esperaría. Casi medio siglo antes, el historiador Arthur Schlesinger, Jr., (1949) reaccionaba de manera similar ante los estudios sociales sobre los soldados americanos de la segunda guerra mundial, tal y como fueron recogidos en los dos volúmenes de The American Soldier – laboriosas muestras de sentido común, dijo.

¿Cuáles fueron los hallazgos? Otro reseñador, Paul Lazarsfelf (1949), ofreció una muestra con comentarios interpretativos, algunos de los cuales parafraseo:
1. Los soldados con mayor educación sufrieron más problemas de adaptación. (Los intelectuales estaban menos preparados para la batalla que los que tenían inteligencia callejera [street-smart people]). 
2. Los soldados del sur aguantaban mejor el clima caliente de las islas del sur que los soldados del norte. (Los soldados del sur estaban más acostumbrados a temperaturas calurosas). 
3. Los soldados blancos ansiaban más una promoción a suboficial que los soldados negros. (Años de opresión tienen un coste en la ambición). 
4. Los soldados del sur negros preferían oficiales blancos del sur a oficiales blancos del norte. (Los oficiales del sur estaban más acostumbrados y tenían más habilidad en la interacción con negros). 
5. Mientras la lucha continuaba, los soldados deseaban regresar a casa 
más intensamente que después del fin de la guerra. (Durante la lucha, los soldados sabían que estaban en peligro mortal).
Un problema con el sentido común, no obstante, es que lo empleamos después de conocer los hechos. Un acontecimiento es más "obvio" y predecible a posteriori que a priori. Baruch Fischhoff et al. (Slovic & Fischhoff, 1977) han demostrado repetidamente que cuando se conoce el resultado de un experimento, dicho resultado de repente parece normal  [unsurprising] – y ciertamente menos sorprendente que para las personas a las que simplemente se les explica el procedimiento experimental y los posibles resultados. La gente sobrestima su habilidad para haber predicho el resultado. Esto pasa especialmente cuando el resultado parece predeterminado desde un primer momento [determined] y no un mero producto del azar (Hawkins & Hastie, 1990).

Daphna Baratz (1983) puso a prueba el sentido de lo obvio de unos estudiantes universitarios. Les dio pares de supuestos descubrimientos sociales, uno verdadero (por ejemplo, "En tiempos de prosperidad la gente gasta una mayor proporción de sus ingresos que en tiempos de recesión" o "Aquellos que van a la iglesia más frecuentemente tienden a tener más hijos que las que van con poca frecuencia"), y su contrario. Sus resultados: Independientemente de haber recibido la afirmación verdadera o su contraria, la mayoría de los estudiantes puntuaron el presunto descubrimiento como "algo que yo hubiera predicho"

Tal vez hayas experimentado este fenómeno al leer el resumen de Lazarsfeld de The American Soldier. Pues, de hecho, Lazarsfeld procedió a decir "todas y cada una de estas afirmaciones es lo contrario de lo que realmente se encontró". En realidad, el libro documentaba que los soldados con menor educación se adaptaban peor. Los [soldados] del sur no se ajustaban a un clima tropical más a menudo que los del norte. Los [soldados] negros ansiaban más una promoción que los blancos, y así sucesivamente. "Si hubiésemos mencionado primero los resultados reales de la investigación, el lector también los hubiera considerado 'obvios'. Obviamente algo está mal con todo el argumento de la obviedad... Si cualquier reacción humana es concebible, es de gran importancia saber qué reacciones realmente ocurren con mayor frecuencia y en qué condiciones".



Igualmente, en la vida real a menudo no esperamos que algo pase hasta que lo hace. Entonces de repente vemos las fuerzas que dieron lugar a ese algo y no nos sentimos sorprendidos. Tras la victoria de Ronald Reagan ante Jimmy Carter en 1980, los comentadores – olvidándose de que las elecciones habían estado muy reñidas hasta el final – encontraron normal y fácilmente entendible la abrumadora victoria de Reagan. Cuando el día de antes de las elecciones Mark Leary (1982) preguntó a la gente qué porcentaje de votos pensaban que cada candidato recibiría, la persona media, también predijo tan solo una victoria por un pequeño margen de Reagan. El día de después de las elecciones, Leary volvió a preguntar a otras personas qué resultado hubieran predicho el día de antes de la elección; la mayoría indicaron un porcentaje más cercano a una victoria apabullante.

Jack Powell (1988) también encontró un efecto "siempre lo supe" similar después del triunfo de Reagan contra Walter Mondale en 1984. Descubrir que algo pasó lo hace parecer más inevitable. En las palabras del filósofo danés Soren Kierkegaard [sic], "La vida se vive hacia adelante, pero se entiende hacia atrás".

Si este sesgo de retrospección (también llamado el fenómeno "siempre lo supe") es insidioso, tal vez estés sintiendo que siempre supiste acerca de él. De hecho, cualquier resultado concebible de un experimento psicológico te puede parecer como de sentido común  después de que sepas el resultado. Puedes demostrar el fenómeno preguntándole a la mitad de un grupo que predigan el resultado de un evento de actualidad, como una elección próxima. Una semana después de saber el resultado, pregúntale a la otra mitad qué hubieran predicho. Por ejemplo, cuando Martin Bolt y Jon Brink (1991) invitaron a estudiantes del Calvin College a predecir el resultado del voto del senado estadounidense sobre el controvertido candidato al Tribunal Supremo  Clarence Thomas, un 58% predijeron que sería aprobado. Una semana después de su confirmación, Bolt preguntó a otros estudiantes que evocaran qué hubieran predicho. "Yo pensaba que sería aceptado", dijo un 78%.

O dale a la mitad de un grupo un resultado psicológico y a la otra mitad el resultado opuesto. Por ejemplo, dile a una mitad:

Los psicólogos sociales han determinado que, ya sea al elegir amigos o al enamorarse, nos atraen más las personas cuyos rasgos son diferentes a los nuestros. Es sabio el antiguo dicho de "Los opuestos se atraen".

Y a otra mitad la verdad:

Los psicólogos sociales han determinado que, ya sea al elegir amigos o al enamorarse, nos atraen más las personas cuyos rasgos son parecidos a los nuestros. Es sabio el antiguo dicho de "Dios los cría y ellos se juntan".

Primero, pídeles que expliquen el resultado. Luego, pregúntales si es "sorprendente"  o "no sorprendente". La gran mayoría calificarán el resultado que les fue dado como "no sorprendente".

Como muestras estos ejemplos, podemos hacer uso de un arsenal de proverbios antiguos para mostrar que cualquier resultado tiene sentido. Como casi cualquier posible resultado es concebible, hay proverbios para múltiples ocasiones. ¿Citaremos a John Donne, "Ningún hombre es una isla", o a Thomas Wolfe, "Todo hombre es una isla"? Si un psicólogo informa de que la separación reduce la intensidad del sentimiento amoroso, Fulano Común responde, "¿Te pagan por eso? Todo el mundo sabe que 'ojos que no ven, corazón que no siente' ". Si resultase que la separación no reduce la intensidad del sentimiento amoroso, Mengana Munco te diría "Mi abuela te lo podría haber dicho, 'Quién bien quiere tarde olvida' ". Independientemente de lo que pase, habrá alguien que siempre supo que así lo haría.

Probablemente Karl Teigen (1986) se reiría cuando pidió a estudiantes de la Universidad de Leicester (Inglaterra) que evaluaran proverbios y sus opuestos. Cuando recibían el proverbio real, "El miedo es más fuerte que el amor" [traducciones literales de los proverbios de este párrafo], la mayoría lo puntuaban como verdadero. Pero también lo hacían los estudiantes que recibían la forma inversa, "El amor es más fuerte que el miedo". Asimismo, el proverbio genuino "Aquel que ha caído no puede ayudar al abatido" fue calificado positivamente, pero también "Aquel que ha caído puede ayudar al abatido". Mis favoritos, no obstante, fueron dos proverbios de alta puntuación: "Los hombres sabios crean proverbios y los necios los repiten", y su contraparte inventado, "Los necios crean proverbios y los sabios los repiten".

...

El fenómeno de "siempre lo supe" no solo puede hacer parecer a los resultados de las ciencias sociales como algo de sentido común pero también pueden tener consecuencias perjudiciales. Fomenta la arrogancia  la sobreestimación de nuestro poderío intelectual.

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La cuestión no es que el sentido común sea predeciblemente erróneo. Más bien, el sentido común es correcto a posteriori; describe sucesos más fácilmente de lo que los predice. Por consiguiente, nos engañamos fácilmente, sobreestimando lo que sabemos y lo que supimos.

Traducción propia. Si alguien tiene acceso a un grupo poco heterogéneo de 10 o más personas, me interesaría intentar colaborar para reproducir los resultados de arriba, por ejemplo pidiendo predecir qué partido ganará las elecciones de España.

The Sandman


Estas imágenes son un muestreo de las 30 que más me han llamado la atención del cómic Sandman, de Neil Gailman. Pronto escribiré una reseña, pero mientras tanto puedes ver el resto de imágenes aquí.

¿Cuándo pierde Flash el control?

Primero cálculos, luego explicación.

Cálculo:

F = m.a
a = v2 / R
a = g = G . M / R2
v2 / R = G . M / R2
v = √( G . M . R / R2 ) = √( G . M / R )
G ≈ 6,674.10-11 N . m2 . kg-2
M ≈ 5,972 . 1024 kg
R ≈ 6.371 km = 6.371 . 103 m
v ≈ √( 6,674.10-11 N . m2 . kg-2 . 5,972 . 1024 kg / [6371 . 103 m] )
v ≈ 7.906,5 m.s-1 ≈ 7900 m.s-1 
v ≈ 7.906,5 m.s-1. [ 1km / 103 m] . [ 3600s / 1h ]
v ≈ 28.463,2 km/h ≈ 28.000 km/h


Explicación: ¿Cuál es la velocidad máxima a la que Flash puede correr antes de salir volando?

Por un lado, Flash tiene una enorme velocidad, cuya dirección es perpendicular a al suelo, y por otro lado la fuerza gravitatoria le atrae hacia el centro de la tierra.

Esta situación se puede equiparar a un péndulo en el que la fuerza gravitatoria hace el papel de tensión, la fuerza que impide que el extremo salga disparado. Por su parte, la velocidad, al darse sobre una esfera, produce una aceleración normal.

Así, con la ecuación del movimiento circular uniforme que relaciona la velocidad con el radio y con la aceleración: a = v2 / R, y sustituyendo en esta ecuación la aceleración, 9,81 m.s-1 y el radio de la Tierra, 6370 km, podemos determinar la velocidad v = √( 9,81 m.s-1 . 6.370 . 103 m)  a la que el péndulo gravitatorio se rompe y Flash pierde el control. Dicha velocidad es próxima a los ocho mil metros por segundo, o a veintiocho mil kilómetros por hora. Las extravagancias de arriba son un cálculo mucho más preciso, utilizando la constante gravitacional, la masa de la tierra y su radio para dar un resultado con 5 cifras significativas y con menos error, pero la idea es la misma.

Por supuesto, a esas velocidades, su energía cinética es Ec = ½ m.v2, y asumiendo una masa de 100 kg para simplificar cálculos, Ec = ½ m.v2 = ½ 100kg. (7900 m.s-1)2 ≈ 3.109 J ≈ 750000 kcal. La deliciosa tableta de chocolate que tengo a mi lado tiene un total de 1677 kcal, cuatrocientas veces menos. Además, la eficiencia del músculo es próxima al 20% y al correr la velocidad no se mantiene sin trabajo, por lo que la energía necesaria para alcanzar esa energía cinética es mucho mayor.

El fetichismo del franquismo

La Real Academia Española define "fetichismo", en una de esas definiciones recursivas que tanto debe excitar a los académicos, como "Culto de los fetiches", y a "fetiche" como "Ídolo u objeto de culto al que se atribuyen poderes sobrenaturales, especialmente entre los pueblos primitivos". Y, efectivamente, si creyésemos a Podemos a pies juntillas, el franquismo es sobrenatural en cuanto a su alcance: su espíritu místicamente trasciende la transición para cernirse sobre la política española y una mera calle con nombre de colaborador del régimen es el acabose. 

Por supuesto, el discurso de Podemos está escrito en clave hiperbólica, pero aún así, el énfasis que se le da a los fantasmas del pasado es verdaderamente inusitado. Desde 2012 estoy suscrito a la lista de distribución de la Fundación Nacional Francisco Franco, por eso de estar expuesto a la variedad (la revista del ISIS también me resulta muy interesante). Y, aunque lo intentan y lo desean, no me da la impresión de que el franquismo sea una temible fuerza viva en la política española: les gustaría mucho ser la mano negra que todo lo controla que Podemos pinta.

En realidad, el mensaje de Podemos es más sutil, aunque con el grito el matiz se pierda: a pesar de saber que el franquismo ha llegado a su fin, su fondo es, por ponerlo en términos marxistas, que todavía quedan indicios de la superestructura del franquismo, como podrían ser el Concordato con la Santa Sede e incluso la propia monarquía. No obstante, partiendo de unos términos teóricos más o menos sólidos, llegan a ver toda la realidad política bajo las lentes del franquismo, y siempre desde el prejuicio de que lo que se origina en el franquismo está manchado, lo cual da lugar a una fijación en lo franquista que podemos calificar de desproporcionada y fetichista.


El fenómeno no se reduce a Podemos; por ejemplo, el otro día leía un panfleto exaltado intentando convencerme de que me uniera a la manifestación estudiantil, y me llamó en gran medida la atención el término "revalida franquista", término que en el panfleto pretendía ser un argumento en contra por sí mismo. Por esa misma regla de tres, deberíamos abolir la Seguridad Social, también franquista, y prohibir las mascotas, porque Hitler tenía un perro.

Por otro lado, como ávido lector que soy, detecto además el esquema general del lobo malo que debe ser derrotado por un heroico cazador, pero para mí, como votante joven, la sombra del franquismo no puede cumplir eficazmente la función de lobo malo. Desde un punto de vista narrativo, la retórica de la casta era más tradicional y más simple, y tuvo un gran éxito, por lo cual me parece absurdo que sea sustituida por una narrativa de peor calidad. Entiendo que atacar el franquismo impide que un posible votante se sienta atacado, (no así con la narrativa de la casta), pero las pérdidas en lo que respecta a actualidad no se justifican.

En fin, Podemos me caía más simpático cuando su mensaje era de idealismo y esperanza, pero la coleta ha perdido su mensaje de paz y amor, si alguna vez lo tuvo. Ahora, con toda la ira y la saña y la rabia que veo, me recuerda la retórica de ayatolá Jomeini, que distinguía entre el Gran Satán, los Estados Unidos, y el pequeño Satán, que en ocasiones era Israel y en ocasiones la Unión Soviética.