Madre Coraje y sus hijos; una obra sin empatía

Oír los cuatro minutos de atronadores aplausos que el público dedicó a los actores debe haber sentado bien. Pero esto no es una reseña; esto es una argumentación de una idea sobre la que hace tiempo que quería escribir: La empatía del lector los personajes.

Mi tesis es que la empatía en sí misma tiene escaso valor. ¿Por qué? Por que al empatizar, el esfuerzo recae sobre el lector, y este, instintivamente, busca empatizar con "todo lo que se menea" (en términos coloquiales, vulgares y propios de esta clase, como dijo mi profesora de lengua). Si hay una serie de comportamientos e inquietudes constantes a toda la humanidad, con tal de que el autor refleje algunos en sus personajes, conseguirá que el lector empatice al menos en cierta medida Así, la empatía no tendría un valor especial. Es decir, no es positiva o negativa, sino que por si sola no aporta mucho.

A esto se podría objetar que  empatía es necesaria para una buena obra. Y ciertamente, esto  parece una asunción muy extendida, especialmente en la literatura juvenil.



Esta asunción ha parido la ingente cantidad de heroínas y héroes que abundan por nuestros mundos literarios. Como reflexión  tangencial, os invito a observar que muchos de los grandes héroes de la literatura universal son adultos, mientras que los actuales son jóvenes. Pensad en esto: si necesitas un héroe, ¿por qué elegirías a un inestable adolescente en vez de a un adulto?

Volviendo a la creencia de que la empatía es necesaria para una obra, podemos encontrar un gran contraejemplo en Madre Coraje, de Bertolt Brecht, quién pretendió precisamente que el espectador no sintiese empatía, creando así el Verfremdungseffect (efecto de distanciamiento), una peculiar forma de teatro.

En esta obra el espectador presencia cómo una mujer ya anciana, Madre Coraje va perdiendo a sus hijos mientras vende mercancías a los soldados de la guerra de los treinta años alemana. No obstante, no empatizamos con ella ni siquiera durante los silencios que grita Madre Coraje cuando sus hijos mueren. Los personajes son opuestos a nosotros (Madre Coraje llega a decir "Ha estallado la paz", con lástima, pues vive de la guerra). Y por eso, no podemos proyectar nada nuestro en ellos, no podemos sentir empatía.


Ergo, la asunción de que la empatía es necesaria para una buena obra de literatura queda falseada.

Así, desde esta perspectiva, podemos entender el gran impacto de la línea "Mama, just killed a man" (mamá, acabo de matar a un hombre), y podemos revalorizar aquellas canciones como "Hall of Fame", escritas para que todo el mundo pueda reconocerse. // Pendiente de revisión.

Las fotos han sido extraídas de este blog, en dónde se pueden ver con mayor calidad.

Por último, enlazo a dos reseñas sobre Madre Coraje con conclusiones contradictorios:
http://www.periodistadigital.com/guiacultural/ocio-y-cultura/2015/09/11/una-madre-coraje-convincente-de-verdad-brecht-teatro.shtml
 Asimismo, para un texto de corte académico que encuadra maravillosamente a este autor, podéis leer En el centenario de Bertold Brecht.

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