Los pazos de Ulloa

Los pazos de Ulloa es una novela del naturalismo español publicada en 1886 que narra la vida en unos pazos gallegos tras la llegada de Julián, un cura imberbe e inocente.

Al llegar a los pazos Julián se encuentra con una huronera decadente que refleja el estado de la aristocracia rural. Don Pedro, señor de los pazos de Ulloa, vive en concubinato con Sabel, sirvienta suya, con quien tiene un hijo, Perucho. Además, don Pedro depende de la administración de Primitivo, un personaje “de astucia salvaje, más propia de un piel roja que de un europeo”. Para escapar de esta dependencia, Julián aconseja a don Pedro que tome en matrimonio a su monacal prima, Nucha, que da luz a una niña. No obstante, a pesar de los esfuerzos de Julián, don Pedro no puede escapar de la influencia de un entorno que “envilece, empobrece y embrutece”. Tras fracasar, Julián se exilia en un pueblo lejano y durante su exilio Nucha muere. Al volver a los pazos, Julián se encuentra con que el hijo de Sabel ocupa la posición social que debería corresponder a la hija de Nucha.

Estos personajes se definen en gran medida en función de su entorno, y por tanto el espacio es un elemento de máxima importancia en esta novela. Así, por un lado, tenemos a los pazos de Ulloa y a Cebre, situados en la comarca gallega, en la que se manifiesta lo salvaje y lo violento. En oposición a la comarca encontramos a la ciudad, dónde la educación tiene mayor importancia, en detrimento del instinto.

El tema central de la novela, la oposición entre naturaleza y civilización, se ve reflejado en la polaridad entre ciudad y campo, y explicitado en la situación política. Mientras que en la ciudad, “ennoblece la lucha la magnitud del palenque; asciende a ambición la codicia, y el fin material se sacrifica, en ocasiones, al fin ideal de la victoria por la victoria. En el campo, ni aun por hipocresía o histrionismo se aparenta el menor propósito elevado y general”.

Así pues, Los pazos de Ulloa nos muestra una situación política deplorable en la comarca, en la que el pueblo está aislado de los mandos políticos y de sus decisiones. Así, uno de los temas secundarios de la novela es la crítica al caciquismo. Los dos caciques que se nos muestran en la obra son Barbacana y Trampeta y “ninguno de los dos adversarios tenía ideas políticas”. No dudan en utilizar su ingenio para manipular las elecciones, llegando Barbacana a asesinar a Primitivo cuando este le traiciona. 

En cuanto a la estructura externa, la obra se divide en treinta capítulos de extensión variada. Con respecto a la estructura interna, podemos dividir a la obra en cinco partes, según el foco narrativo. En la primera el foco se encuentra en Julián (cap. I-VII), en la segunda en don Pedro (cap. VIII- XIII), en la tercera en Nucha (cap. XIV-XVIII), en la cuarta en la pareja de Julián y Nucha (cap. XIX-XXVIII), con un capítulo en el que el narrador ve a través de los ojos de Perucho. Finalmente, en los dos últimos capítulos el foco regresa a Julián.

Respecto del narrador, que es omnisciente y en tercera persona, su estilo es funcional y expresivo. Sus descripciones son minuciosas y exactas y con gran carga valorativa, como podemos observar en la descripción de los pazos de Limioso: “Por todas partes indicios de abandono y ruina: las ortigas obstruían la especie de plazoleta o patio de la casa; no faltaban vidrios en las vidrieras, por la razón plausible de que tales vidrieras no existían”. 

Para concluir, a pesar de que hoy en día no se dan pucherazos descarados en España y a pesar de que el poder de la iglesia y la relevancia de la aristocracia han disminuido en gran medida, la sociedad española sigue estando separada de sus mandos políticos rectores. Asimismo, Los pazos de Ulloa es una gran novela del naturalismo español, en la que se alcanza un difícil equilibrio entre los escrúpulos cristianos de la autora y el determinismo característico del naturalismo de Zola.

Para otra perspectiva: Texto de La cultura de Tarbean. 

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