La granularidad es la medida en la que un sistema está compuesto de partes diferenciables. Mi tesis, en relación con el sistema educativo español es "Mucha granularidad sí, poca granularidad no".
Pongamos un caso en el que tener mucha granularidad es bueno, y tener poca es malo: El cielo. Según la concepción cristiana del más allá, hay un cielo, hay un infierno, y o bien vas a uno, o bien vas a otro, es decir, la variable salvación es booleana. Esto es demasiado drástico, porque se tiene que establecer una línea entre aquellos que obtienen la salvación y los que no, y siempre va a haber casos límite. Y de esta forma, un Fendetestas pasa toda la eternidad junto a Stalin, Mao y la más selecta escoria de la historia de la humanidad.
Comparemos esto con el modelo islámico. Dividen al cielo en 8 niveles y 800 subniveles, y al infierno en 7. Esto parece mucho más práctico; la recompensa enterna es más proporcional a la bondad de los actos terrenales. Así, los pecadores leves sufren menos, y no tienes el dilema moral de tener un punto a partir del cual todas tus acciones buenas no cuentan.
Similar pero menos drástico es el sistema educativo español en el que solo hay diez divisiones y se redondea desde X,6 a (X+1),4. Eso significa que ese 0,4 final no cuenta. Desaparece. Pero no desaparece solo ese 0,4; desaparece un punto entero; de cara al boletín final, la persona que saca 3,6 y la persona que saca 4,4 sacan lo mismo aún cuando sus resultados no sean iguales.
Esto es más drástico aún en el sistema inglés, en el que casi un 15% puede desaparecer, porque dividen su nota en 7 intervalos. De esta forma, para un sistema de X intervalos, la nota que hace “puf, se fue” es de 100/X. Y esto produce resultados muy curiosos: si Almudena Alúmnez saca un 9,49 en todos sus exámenes y se le redondea a un 9 en el boletín final, pero quiere estudiar en Inglaterra, le tienen que traducir sus notas. Y un 9/10 es equivalente a un 6,3/7, que se redondea a un 6/7. Y esto coincide con la nota que sacaría un alumno en Inglaterra teniendo un 7,86/10 en todas sus pruebas, porque 7,86/10 ≃ 5,5/7, que se redondea a 6/7.
Y no es por falta de decimales, porque se puede calcular la nota a la centésima. No, es por tradición. Afortunadamente, en selectividad tenemos mil cuatrocientas divisiones posibles. Pero como luego estas hacen media con la nota de Bachillerato, que tiene solo once divisiones, parte de esa precisión se pierde. Y esto es sin tener en cuenta la falibilidad de los exámenes como método de evaluación: ¿Cómo puede un compañero mío sacar un 2,5 en la primera corrección y un 7,5 en la segunda en un examen de física?
Así pues, mucha granularidad sí, poca granularidad no
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