Campeonato juvenil ajedrez.

El pasado 31 de abril el Ramiro de Maeztu arrasó en el campeonato individual de la comunidad de Madrid, por la simple razón de que, siendo el Ramiro un instituto prestigioso, y ofertando un codiciado Bachillerato Internacional, atrae a estudiantes capaces, los cuales es más probable que sean buenos jugadores de ajedrez; el prestigio da lugar a más prestigio. Así, en la categoría de cadete, Aitor obtuvo el primer puesto, y en juvenil ganamos el 1º, el 2º y el 4º puesto, llevándome yo la plata habiendo perdido tan solo la partida final, a medio punto de Álvaro, que se llevo el oro, y a dos puestos por encima de Andrea, quién se llevó el oro de la categoría femenina.

Antes de decir "sífilis". Falta Arturo.

¿Cómo puede ser eso? ¿Quedando 4ª, se le otorga título de primera? Entiendo esta separación para deportes físicos, pues el caso sería análogo a dos competiciones de regatas, una con remo largo y con remo corto, pero el ajedrez es un deporte puramente mental, donde la maquinaria cerebral se asume, a priori, igual para un hombre que para una mujer. Un posible argumento a favor de esta discriminación podría ser que una mayor posibilidad de ganar un trofeo sirve para atraer a un mayor número de chicas, entre las que la popularidad del ajedrez es muy reducida, pero una breve consulta con las féminas de más alto nivel ajedrecístico de la competición nos esclarece que su motivación para participar es la pura pasión por el ajedrez, no obtener una baratija, y que, además, se percibe como injusto que en los campeonatos con premio monetario, hay menos dineros para los premios de la categoría femenina que para los de la masculina. Por otro lado, introspectivamente observo que esta separación puede fomentar la opinión de que las chicas son peores que los chicos al jugar al ajedrez.

Después de decir "sífilis". También falta Arturo.

En relación a las baratijas que nos dan como trofeo, según el testimonio de un profesor veterano, los anteriores 9 años han dado copas, y me hubiese hecho ilusión añadir una más a mi ya rancio y polvoriento estante, pero en su lugar he recibido una indigna y mísera medalla que a pesar de ser de metal se asemeja sospechosamente a un posavasos atravesado por una cinta.

3 comentarios:

  1. Habiendo jugado al ajedrez durante varios años, yo también observé eso y también me llevaba por la calle de la amrgura. Los argumentos en contra ya los has detallado tú. Más que fomentar la igualdad, este tipo de medidas van en contra de ella. Lo cierto, en mi opinión, es que hemos perdido un poco el norte con esto de la igualdad: ahora parece ser que igualdad significa igualdad de porcentajes en todo y no igualdad de oportunidades. Poner una categoría femenina, como tú bien dices, sólo lleva implícito el hecho de que las chicas necesitan ayuda para ganar al ajedrez y llevarse premios. Tampoco sirve para fomentar la participación femenina, ya que aquellas que puedan ganar los premios ya jugarían de todas maneras porque, simplemente, les encanta el ajedrez. En fin, estupideces...
    Felicidades por los premios.

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  2. Coincido en gran medida con lo que has escrito, y no me pasa despercibida la estructura de ensayo TDC ;)

    Siento no poder dar mi punto de vista de la noble y bélicamente pacífica disciplina del ajedrez, jamás se me ha dado bien, así que tomo tu opinión como cierta (con apoyo de lo que sugieren las tendencias generales de la sociedad contemporánea) y me parece un poco "la pescadilla que se muerde la cola" el tema de las mujeres no porque X y por lo tanto Y que a su vez causa más X...

    Excepto por el término "féminas", que me chirría un poco, es una magnífica reseña (nótese el epíteto).

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    1. Sí, féminas chirría, pero necesitaba un sinónimo de "chicas" para no repetir esta palabra tres veces. Pero ahora que lo mencionas, lo puedo sustituir por algún equivalente parcial.

      Aprecio el ingenio de la "bélicamente pacífica disciplina", que para algunos llega incluso a la categoría de deporte. No me había percatado de la circularidad del proceso, pero es una idea interesante (cercana a la cúspide del mundo eidético). De todas formas, no podemos continuar la circularidad ad infinitum, ergo síguese que se deduce que hay un dios que quiere que las mujeres no jueguen mucho al ajedrez.

      La estructura TdC ha sido inconsciente, me asusta la influencia que tiene el BI sobre mí.

      Nuño.

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