Thriller: El fracaso de la Revolución industrial en España, 1814-1913

A Marisol, en cuya asignatura, a pesar de leer este libro en clase, saqué un 10.

Esta evaluación, aburrido por el temario de historia, leí esta obra, El fracaso de la Revolución industrial en España, un thriller de 242 páginas cuya trama me ha mantenido en velo desde el inicio hasta la conclusión, y cuyo fondo me ha permitido sacar, incluso tras una noche entre la vigilia y la pesadilla, un 4/4 en la pregunta más importante del examen de historia. Además, me ha permitido conocer la verdadera complejidad que se esconde tras unos apuntes que por simplificar, reducir y condensar, casi mienten.

La trama es sencilla, escueta y bien planteada: Jordi Nadal, historiador español durante la dictadura franquista, debe elegir un tema de estudio inocente a los ojos del régimen y, a pesar de su interés por la guerra civil española, termina escribiendo sobre la revolución industrial. Pero su investigación se complica, pues le lleva a descubrir intrigas, chanchullos y misterios celosamente protegidos, que le llevarán a enfrentarse contra decadentes intereses todavía poderosos, sobre los que no escribiré más para no adelantar las aventuras de nuestros personajes.


Riqueza en Europa, medida en Σ poder adquisitivo / km2. Me hace gracia que "poder adquisitivo" se diga "Kaufkraft" en alemán.

Paralelamente, y de manera casi incidental, nos enseña la estimulante enfermiza evolución de la industria española, pero siempre desde una perspectiva literaria, de tal forma que se combinan de manera magistral la presentación de datos necesarios, como:
“A finales de 1864 la inversión en medios de transporte había sido siete veces superior a la inversión en industria, mientras que en Inglaterra la inversión ferroviaria no pasaba del 70% de la industria”
o
“el curso de los 30 primeros años de desamortización, el montante de deuda parece no haber disminuido, sino aumentado en una tercera parte”
que permiten al autor crear un contexto en el que se pueda lucir, literariamente hablando, con bellas oraciones como:
“Los anatemas de la Iglesia sirvieron de poco contra el afán de lucro de los compradores”  
“la supresión de régimen señorial perjudicó claramente a los campesinos, quienes pasaron de la condición de siervos con tierra a la de hombres libres sin ella”  
o mi favorita: “la desamortización dio, contra lo previsto, poderosas alas al carlismo”.
Encontramos en ellas un predominio del contraste, la antítesis, de las relaciones de oposición, así como un vocabulario elevado. Destacan también las rimas internas, por ejemplo entre "sirvieron de poco" (e-o e-o), o entre "supresión", "perjudicó", "campesinos" y "condición"; la rima continuada, asonante entre "dio", "previsto" y "carlismo" o la abundancia de la magistral combinación de las vocales i-e en el término de la segunda oración, en "quienes", "siervos", "tierra", "libres" y "sin ella" Además, cabe mencionar que "lucro", la palabra más importante de la primera oración, adquiere mayor énfasis al contener la única "u". Por esto, podemos clasificar a este texto de de prosa poética. Su belleza luce con más fuerza si se muestra de la siguiente forma:
“Los anatemas de la Iglesia sirvieron
de poco contra el afán de lucro
de los compradores”  
“la supresión de régimen señorial
perjudicó claramente a los campesinos,
quienes pasaron de la condición de siervos
con tierra a la de hombres libres sin ella”  
"la desamortización dio,
contra lo previsto,
poderosas alas al carlismo"
En la que la primera estrofa tiene una novedosa estructura de haiku, occidentalizado al no contener referencia a la época del año. Enlazando estos recursos con el tema del texto, su claro propósito es presentar el contenido de una forma bella, belleza al servicio de la amenización de una materia que en manos de un mal presentador, corre el riesgo de ser árida.

Así, en conclusión,  el genial gerundense Jordi Nadal nos sorprende con su maestría lírica, con su dominio narrativo y con la profunda investigación que sin duda ha debido realizar para dotar de verosimilitud a la trepidante acción de esta Obra Maestra, con mayúsculas.

Análisis de Ite, misa est de Rubén Darío

Yo adoro a una sonámbula con alma de Eloísa, 
virgen como la nieve y honda como la mar; 
su espíritu es la hostia de mi amorosa misa, 
y alzo al són de una dulce lira crepuscular. 

Ojos de evocadora, gesto de profetisa, 
en ella hay la sagrada frecuencia del altar: 
su risa en la sonrisa suave de Monna Lisa; 
sus labios son los únicos labios para besar. 

Y he de besarla un día con rojo beso ardiente; 
apoyada en mi brazo como convaleciente 
me mirará asombrada con íntimo pavor; 

la enamorada esfinge quedará estupefacta; 
apagaré la llama de la vestal intacta 
¡y la faunesa antigua me rugirá de amor!

Dependiente del grado de plenitud y satisfacción sexual de Reynaldo de Rafael, la dedicatoria de Rubén Darío pudo haber sido o bien una burla mordaz, si Reynaldo fue un recatado y solitario profesor, o un guiño amistoso si fue un tenorio. Desafortunadamente, la intención del poeta se ha perdido en el tiempo, a no ser que esté en Wikipedia, en cuyo caso me alegro de haber mantenido la ambigüedad al no buscarlo. Sea como fuere, a pesar de que la intención me sea inaccesible, no lo es el tema: la seducción por parte del poeta de una inocente virgen y su transformación en un ser sexualmente insaciable.

A partir del tema, la estructura interna del poema se nos revela con facilidad: una primera parte a la que pertenecen las dos primeras estrofas, que describe a la mujer, indicando su pureza y sus rasgos deseables. En la segunda parte, que se corresponde con las estrofas tercera y cuarta, describe el acto de seducción y la posterior transformación de la vestal en faunesa. Respecto de la estructura enterna, el poema consta de dos serventesios y de dos tercetos, de rima ABAB, ABAB, CCD, EED, de extensión variable entre las 13 y las 16 sílabas, primando 14.

Las intenciones del poeta son descritas en términos exquisitos y de gran calidad formal. A pesar de su naturaleza sacrílega y terrible, emplea una perspectiva religiosa, cristiana: "tu espíritu es la hostia de mi amorosa misa", aprovechando así las recatadas sensibilidades sexuales de esta religión. Además, combina lo cristiano con lo pagano; apagar el fuego de Vesta, así como estuprar a una vestal, sería una profanación extrema característica de la religión romana.


Los recursos que contribuyen a la perfección formal de la composición son variados. En el plano léxico-semántico, encontramos en primer lugar metáforas que evocan la pasión del poeta, destacando en especial las de naturaleza religiosa, tanto cristianas, como "su espíritu es la hostia de mi amorosa misa", "en ella hay la sagrada frecuencia del altar",  como paganas "la vestal intacta", "la enamorada esfinge", "gesto de profetisa" y "la faunesa antigua", que invierten el propósito de devoción de sus términos. También hipérbatos "honda como la mar", "los únicos labios para besar", y la exagerada imagen final, "me rugirá de amor", sinestesias: "dulce lira crepuscular", "la sonrisa suave" o "rojo beso ardiente" y símiles, "virgen como la nieve y honda como la mar". Asimismo, a la musicalidad del poema, un vago ritmo de letanía o plegaria que continúa con la tendencia de profanar procedimientos de postración, contribuyen la la aliteración de /m/ en "mi amorosa misa", la repetición de términos: risa-sonrisa, labios-labios, besar-besarla-beso en los versos 7-8-9 y el paralelismo de los versos 7 y 8.

En fin, este poema, con la transgresora combinación de religiosidad y erotismo, y con la presencia desde el principio de un yo poético que no muestra respeto ni ante el paradigma cristiano ni ante la sensibilidad burguesa, muestra la genial potencia del modernismo. Resulta así muy adecuado el título, que se traduce como "Id, la misa es" ("es" en el sentido de "ha terminado"), pues al igual que el resto del poema, subvierte procedimientos sagrado, pudiendo en este caso corresponderse el eclesiástico que pronuncia "Ite, misa est" con el yo poético que adora a Eloísa.
 
 

Leyendas y anécdotas del viejo Madrid

Con Madrid omnipresente, este libro nos presenta una colección de breves historias, rumores, chismes y anécdotas, que tienen como nexo una misma ciudad. Ahora bien, aunque las historias contienen referencias continuas a calles y plazas, el lugar en el que acontecen es meramente circunstancial, y Madrid funciona como una excusa para contar historias, al igual que Sherezade en Las mil y una noches, siendo ambos marcos tanto eficaces como elegantes.

Uno de los vicios del autor es el exceso de preguntas retóricas, exclamaciones, interpelaciones al lector y puntos suspensivos, con los que pretende (y no consigue) dar una sensación de misterio o suspense, por ejemplo, escribiendo "¿Sería una premonición?".  No obstante, entre tanta interpelación también encontramos pequeñas joyas lingüísticas, que tengo intención de utilizar en un futuro. De entre ellas destacan tres, que son romanamente estupendas:
"Todavía, cuando llega la noche, se ofrece barato el placer carnal y se trapisondea con el «porro»" 
"Tiendas de señoras, venidas a menos, donde las dependientas, en la sonrisa de acogida, esconden el aburrimiento de sus vidas" 
"un lamento de gozo compartido"
Como vemos, al contrario que Valle-Inclán, que hace suyo el lenguaje popular y lo incorpora a sus obras, nuestro autor contempla lo que describe desde una perspectiva distante, formal y constante, lo cual le lleva a no poder capturar el ambiente de Madrid. No es ese su objetivo, pero aún así resulta interesante observar cierta disonancia entre forma y fondo.


Por otro lado, también se recogen poemas populares, tanto de la historia de España en general como de Madrid en particular. De entre ellos, los más populares y conocidos son:
De Italia mi ventura,
desde España, mi natura,
hasta Flandes, mi sepultura
y
Los faroles de Palacio
ya no quieren alumbrar
porque se ha muerto Mercedes
y luto quieren guardar.
¿Dónde vas Alfonso Doce?
¿Dónde vas, triste de ti?
Voy en busca de Mercedes
que hace tiempo no la vi.
Tu Mercedes ya se ha muerto
muerta está que yo la vi
cuatro duques la llevaban
por las calles de Madrid.
Así, la gracia literaria se complementa con la gracia de encontrar la historia de lugares que nos son conocidos. Por eso, lo disfrutará más un madrileño, o al menos un español, que un extranjero.

Por ultimo, cabe mencionar los tintes religiosos de las leyendas y anécdotas que se recogen, porque Madrid era, y en cierta medida sigue siendo, una ciudad de espíritu cristiano. No obstante, no se confunda religioso con fiel o piadoso: en las historias de vírgenes, curas y monjas, estos no son siempre inocentes.

Análisis de Autumnal, de Rubén Darío

En las pálidas tardes 
yerran nubes tranquilas 
en el azul; en las ardientes manos 
se posan las cabezas pensativas. 
¡Ah los suspiros! ¡Ah los dulces sueños! 
¡Ah las tristezas íntimas! 
¡Ah el polvo de oro que en el aire flota, 
tras cuyas ondas trémulas se miran 
los ojos tiernos y húmedos, 
las bocas inundadas de sonrisas, 
las crespas cabelleras
y los dedos de rosa que acarician! 

En las pálidas tardes 
me cuenta un hada amiga 
las historias secretas 
llenas de poesía; 
lo que cantan los pájaros, 
lo que llevan las brisas, 
lo que vaga en las nieblas, 
lo que sueñan las niñas 

Una vez sentí el ansia 
de una sed infinita. 
Dije al hada amorosa: 
-Quiero en el alma mía 
tener la inspiración honda, profunda, 
inmensa: luz, calor, aroma, vida. 
Ella me dijo: -¡Ven! -con el acento 
con que hablaría un arpa. En él había 
un divino idioma de esperanza. 
¡Oh, sed del ideal!

Sobre la cima
de un monte, a medianoche,
me mostró las estrellas encendidas.
Era un jardín de oro
con pétalos de llama que titilan.
Exclamé: ¡Más!...

La aurora 
vino después. La aurora sonreía,
con la luz en la frente,
como la joven tímida
que abre la reja y la sorprenden luego
ciertas curiosas mágicas pupilas
Y dije: -¡Más!... Sonriendo
la celeste hada amiga 
prorrumpió: -¡Y bien! ¡Las flores!

Y las flores
estaban frescas, lindas
empapadas de olor: la rosa virgen, 
la blanca margarita,
la azucena gentil y las volúbiles
que cuelgan de la rama estremecida.
Y dije: -¡Más!...

El viento 
arrastraba rumores, ecos, risas, 
murmullos misteriosos, aleteos,
músicas nunca oídas.
El hada entonces me llevó hasta el velo 
que nos cubre las ansias infinitas, 
la inspiración profunda 
y el alma de las liras. 
Y lo rasgó. Y allí todo era aurora. 
Al fondo se veía 
un bello rostro de mujer.

¡Oh, nunca,
Piérides, diréis las sacras dichas
que en el alma sintiera!
Con su vaga sonrisa:
-¿Más?... -dijo el hada. Yo tenía entonces
clavadas las pupilas
en el azul; y en mis ardientes manos
se posó mi cabeza pensativa...

Este poema, escrito por Rubén Darío, mayor exponente del Modernismo, fue recogido, en 1888, en su obra Azul.  Su tema es la aspiración a un ideal indefinible e inalcanzable (el poeta no sabe qué busca, solo que no lo encuentra). Debido al contexto en el que es escrito, antes del momento de mayor fama del genial nicaragüense, pensamos que el sentimiento de búsqueda fútil que recoge es más sincero que el del poema "Yo persigo una forma...".

La búsqueda del ideal se expresa mediante el encuentro, descrito en primera persona, entre un poeta y un hada, lo cual nos permite dividir el poema en tres partes claramente diferenciables. La primera, del verso 1 al 12, es decir, la primera estrofa, es un preludio; en él se presenta el contexto. La segunda, del verso 13 al 62, es decir, de la estrofa segunda a la sexta, configura el cuerpo del poema. En esta segunda parte se puede distinguir una introducción, de los versos 13 al 30, en la que encontramos por primera vez al hada y a la primera persona del singular y en la que se nos presenta la aspiración del poeta, que el hada intentará saciar. Más adelante, las estrofas 4ª, 5ª y 6ª se relacionan con los sustantivos del vv. 26: "luz, calor, aroma vida"  que se corresponden con las estrelllas, la aurora, las flores y el rostro de mujer, alcanzándose un clímax con la revelación de este último. Finalmente, la ultima parte se corresponde con la estrofa octava, en la que, a pesar de los intentos del hada, el poeta queda insatisfecho.

En cuanto a la estructura externa, encontramos una combinación métrica novedosa; el poema consta de versos de 7 y 11 sílabas, sin orden discernible, es decir, una silva, pero se riman los versos pares, como en un romance. La rima, en modo alguno altisonante, se adecua al ambiente ambiguo y sugerente del poema.

Respecto de los recursos retóricos, en el ámbito léxico-semántico encontramos imágenes sugerentes como "sed infinita", "aroma de esperanza", "el alma de las liras", "un bello rostro de mujer", "músicas nunca oídas", así como un símil "como la joven tímida...", o metáforas, como "un jardín de oro". También destacan las referencias al color "azul", "oro", "rosa", "blanca", y a sensaciones, con los adjetivos "ardientes", "dulces", "tiernos". 

Asimismo, el vocabulario utilizado es elevado. Los términos parecen haber sido elegidos por su valor fónico, como vemos en el vv 44, en el que se ha elegido "prorrumpió" incluso aunque este entre en conflicto con el carácter interrogativo de "¡Y bien!", que, de no ser por la elección de prorrumpir, iría entre interrogaciones. La adjetivación es abundantísima, "ardientes manos", "estrellas encendidas", "joven tímida", "ansias infinitas", "cabeza pensativa", etc.


Por otro lado, contribuyen a la musicalidad del poema diversos recursos fónicos, como rimas internas: "polvo de oro" y "ojos", "sentí" y sed infinita", "honda" y "aroma", "fondo" y "rostro" y el fortísimo "Piérides, diréis"; numerosas aliteraciones,  como la abundancia de /m/ en los versos 31 al 34, "murmullos misteriosos" en el vv 54, o en "y el alma de las liras" en el vv 59, así como otros recursos, como la sucesión de tres acentos en /e/ de sílaba esdrújula, en los versos 35, 36 y 37.

También llaman la atención ciertos procedimientos morfosintácticos, como son las numerosas enumeraciones, por ejemplo en los vv. 25 y 26: "honda, profunda, inmensa: luz, calor, aroma, vida", en los vv. 47 al 50, "la rosa virgen, la blanca margarita, la azucena gentil y las volúbiles", o en los vv. 53, 54 y 55: "rumores, ecos, risas, murmullos misteriosos, aleteos, músicas nunca oídas". 

Por último, me son de particular interés los versos 17, 18, 19 y 20, por su densidad de recursos fácilmente reconocibles: anáfora, rima interna entre los verbos, dos a dos, la esticomitia muy marcada, y un paralelismo parcial pero que, con la sinalefa de "vaga en" parece total.

Así, en conclusión, en su conjunto, estos recursos contribuyen a la creación de una atmósfera sensual y sugerente, con gran musicalidad, en la cual se busca, con las diversas imágenes, superar la dificultad de conceptualizar la aspiración al ideal del poeta. Recordamos aquí unas palabras de Octavio Paz:
el modernismo es un mito vacío, un alma deshabitada, una nostalgia de la verdadera presencia. Ese es el tema constante y central, el tema secreto y nunca dicho del todo, de los mejores poetas modernistas.

Nota: para conseguir puntos en el BI:
  • Preséntese el poema
  • Dígase "La estructura que seguiré será..."
  • Conclúyase relacionándose el poema con el modernismo, y resumiendo lo dicho anteriormente.
  • Sin el menor pudor, sustitúyase "Rubén Darío" por "el genial nicaragüense", como se observa en el primer párrafo.
  • Ignórense los versos del 7 al 12, así como las estrofas 5ª, 6ª y 7ª.
  • Y no olvidéis la palabra "cuyo", por amor de Dios, porque ya veis que es muy bonita.

 

Estimado lector

Estimado lector:

En la reseña de Historia de la Eternidad hice una afirmación en la primera oración, entre paréntesis, que puede serte de interés. No era una afirmación gratuita; inspirado por el relato de La biblioteca de Babel he escrito una exploración matemática, llegando a obtener varias formulas ingeniosillas que me permiten calcular, por ejemplo, la probabilidad de que si un simio se pusiera a escribir, produjera esta entrada a la primera, o la probabilidad de que esta misma entrada se diese al menos una vez en un texto de mil letras, siendo esto último mucho más complejo.

El problema radica en que el Bachillerato Internacional se toma el plagio muy seriamente, por lo que no puedo publicar aquí las fórmulas. No obstante, me daría rabia que una investigación a la que he dedicado tanto tiempo y esfuerzo quedase empolvada para siempre jamás, sin utilidad alguna.

Por eso, si te interesa obtener la probabilidad de un un poema propio, una entrada, un relato, o, en definitiva, un texto cualquiera, puedes escribirme un comentario, en cuyo caso te agradecería, sin que esto sea necesario, que estuvieras suscrito por email.

Atentamente, Nuño.

Cuidado con estas cuatro construcciones

Todo comienza cuando...

Filosóficamente, la totalidad es un concepto difícil de comprender, como también lo es la infinitud. No obstante, considero que merece la pena hacer un esfuerzo para tener el cuenta la "totalidad del todo" al escribir y al hablar. Así, iniciar una reseña, con "Todo comienza cuando..." atenta contra la totalidad del todo al no incluir en este al contexto previo, que debe ser conocido para que la historia tenga sentido. En estos casos, "todo" hace referencia a un algo vago y difuso, que puede ser fácilmente mejorado siendo más específico, pudiendo ser la oración anterior reescrita de la siguiente manera: "La narración comienza cuando...".

Un ejemplo de un "todo" bien utilizado es en el primer verso de la última estrofa, que tiene un claro contexto y que además es matizado por el pronombre "esto":

Los que auscultasteis el corazón de la noche, 
los que por el insomnio tenaz habéis oído 
el cerrar de una puerta, el resonar de un coche 
lejano, un eco vago, un ligero ruido…

En los instantes del silencio misterioso, 
cuando surgen de su prisión los olvidados, 
en la hora de los muertos, en la hora del reposo, 
¡sabréis leer estos versos de amargor impregnados!…

Como en un vaso vierto en ellos mis dolores 
de lejanos recuerdos y desgracias funestas, 
y las tristes nostalgias de mi alma, ebria de flores, 
y el duelo de mi corazón, triste de fiestas.

Y el pesar de no ser lo que yo hubiera sido, 
y la pérdida del reino que estaba para mí, 
el pensar que un instante pude no haber nacido, 
¡y el sueño que es mi vida desde que yo nací!

Todo esto viene en medio del silencio profundo 
en que la noche envuelve la terrena ilusión, 
y siento como un eco del corazón del mundo 
que penetra y conmueve mi propio corazón.

Extrangero

Ninguno de los ejemplos venidos y por venir puede superar al inigualable "extrangero", extranjero con g. Por otro lado, recordando a Los santos inocentes:
y el señorito Lucas rompió a reír y a reír con unas carcajadas rojas, incontroladas, y, al fin, cuando se calmó un poco, se limpió los ojos con el pañuelo y dijo, es la gramática, oye, el porqué pregúntaselo a los académicos, y no aclaró más, pero, bien mirado, eso no era más que el comienzo, que una tarde llegó la G y el señorito Lucas les dijo, la G con la A hace GA, pero la G con I hace Ji, como la risa, y Paco, el Bajo, se enojó, que eso ya era por demás, coño, que ellos eran ignorantes pero no tontos y a cuento de qué la E y la I habían de llevar siempre trato de favor y el señorito Lucas, venga de reír, que se destornillaba el hombre de la risa que le daba, una risa espasmódica y nerviosa, y; como de costumbre, que él era un don nadie y que ésas eran reglas de la gramática y que él nada podía contra las reglas de la gramática, pero que, en última instancia, si se sentían defraudados, escribiesen a los académicos

La química es vida y progreso, La política es diálogo. 

El uso de un verbo copulativo en estas dos oraciones relaciona el atributo con el sujeto. Pero, ¿qué tipo de relación se establece? Una relación muy imprecisa y muy difusa, debido al carácter abstracto de los términos que se equiparan. Al igual que en Yo soy tu padre, o en La guerra es la continuación de la política por otros medios, se enmarca a un concepto dentro de otro, radicando la diferencia en que podemos reescribir las dos oraciones iniciales sin el verbo ser, como La química conlleva vida y progreso (afirmación, por otra parte, harto discutible), y La política requiere de diálogo, mientras que la afirmación de Clausewitz y la de Darth Vader ya tienen claridad máxima.

Por otro lado, afirmar La política es diálogo además presenta una afirmación moral, un "debería", con una estructura de hecho, con un "es", lo cual es ciertamente engañoso: podemos hacer política sin diálogo.

Todo empieza cuando termina..., Ama lo que haces, haz lo que amas

Los recursos retóricos alegran un texto, pero su uso descuidado puede producir lo que mi profesora de lengua llama "efecto de bolero". En el primer caso, la relación de oposición no termina de ser original, y parece una construcción manida (además, comienza con un "Todo"). En el segundo caso, el quiasmo en conjunción con una visión de la vida simplista y rosa, produce un efecto verdaderamente execrable. Vale.

Historia de la Eternidad

En esta colección, Borges manifiesta su vena filosófica, cuyo más conocido exponente podría ser La Biblioteca de Babel (que, incidentalmente, es un gran corpus para una investigación matemática), pero que impregna su obra entera. No obstante, normalmente es ancilla de la literatura, mientras que en este compendio los papeles se invierten.

Sobre el contenido, no tengo nada que decir que no podríais leer en el propio libro, exceptuando una pequeña advertencia: el último capítulo, cuyo título, "El arte de injuriar", tanto promete, termina mucho antes de lo que debiera, pues comprende tan solo nueve míseras páginas, mientras que el análisis de los diferentes traductores de Las mil y una noches, de gran interés porque nos muestra como un traductor puede interpretar y moldear un texto, se extiende durante las treinta páginas que me hubiese gustado leer en el capítulo final.

En cuanto al género, este compendio no es ni narración ni ensayo, ni cuarenta de mayo. Recordando Cartas Marruecas, descrita como novela epistolar o texto epistolar-narrativo, no encuentro ninguna razón para no designar a Historia de la Eternidad como un texto narrativo-ensayístico, excepto las geniales palabras de Miguel de Unamuno, que burlándose de combinaciones y clasificaciones complejas escribe:
Presumo que el ilustre autor del Ars magna combinatoria establecerá: una religión guerrera y una religión erótica, una metafísica guerrera y otra erótica, un erotismo religioso y un erotismo metafísico, un belicosismo metafísico y otro religioso y, por otra parte, una religión metafísica y una metafísica religiosa, un erotismo guerrero y un belicosismo erótico; todo esto aparte de la religión religiosa, la metafísica metafísica, el erotismo erótico y el belicosismo belicoso. Lo que hace dieciséis combinaciones binarias. ¡Y no digo nada de las ternarias del género: verbigracia, de una religión metafísico-erótica o de una metafísica guerrero-religiosa!


A razón del belicosismo erótico.

Respecto del capítulo que da nombre a la colección, este es un recorrido comentado por las distintas concepciones históricas de la Eternidad: platónicas, cristianas y finalmente, desde la perspectiva del diablo de las cinco consonantes, que argumenta que con un número finito de partículas en un tiempo infinito todas las combinaciones de estas partículas se repetirán en algún momento, repitiéndose así la historia. A esto Borges rebate con ciertas nociones matemáticas de infinitud cantoriana: al haber infinitos puntos en el espacio la repetición de una posición anterior sería implausible, y con el argumento físico del aumento constante de entropía del universo.

Por último, detecto cierto anarquismo en la naturaleza de los temas. Si los recogemos, nos percatamos de que son extremadamente variopintos: la breve Historia de la Eternidad, un análisis de la figura retórica islandesa de las kenningar, una valoración del trabajo de los traductores de Las mil y una noches, una reseña de un libro que no existe y algunas disquisiciones sobre el arte de injuriar. Como vemos, desorden, pero un desorden muy interesante a pesar de no tener dirección ni sentido. Parece que el motor final de Borges al crear este compendio es saciar su curiosidad, de tal forma que el texto en sí tiene menos importancia que proceso de investigación que lo precede. Aún así, se aprecia que comparta sus interesantes ideas con sus lectores.

Muchas gracias a Víctor Goti por la recomendación y por prestarme un ejemplar.