El texto pretende ser una novela experimental y consta de tan solo un personaje, Auri, que pasa seis días haciendo diversos quehaceres fantásticos, entre los que destaca doblegar al universo para que produzca una vela. Habiendo disfrutado de este libro, detecto que le falta ángel.
Digo que "el texto pretende" y no "el autor pretende" porque Rothfuss insiste vehementemente que dejó "que la historia se desarrollara según sus propios deseos". De esto se deduce que cualquier buena cualidad que encontremos en esta narración no es obra del autor. El autor ha muerto, es un solo mensajero en vez de un artesano. Aunque tal vez su insistencia se deba a una cierta inseguridad.
Auri, cortesía de Arbetta
La gracia de un texto experimental debería ser, según un humilde servidor, explorar nuevas ideas, hacer lo que nunca antes se ha hecho. Pero el aspecto más notable del texto, la interacción de Auri con los objetos inanimados de su entorno, atendiendo a sus "necesidades", no es totalmente original. Esta idea ya ha sido tratada por Asimov de una manera mucho más satisfactoria al describir el planeta Gaia. Digo más satisfactoria porque en Esperando a Kvothe los objetos son felices si "cada cosita [está] en su lugar", mientras que en Gaia son felices si cumplen su función: estar afilado en el caso de un lápiz o mantenerse recta en el caso de una pared. La personificación de Asimov me parece más elegante.
Por otro lado, como lectores hemos aprendido intuitivamente que la carencia de trama, o el tener una trama mínima todavía permite el desarrollo de una obra. Como somos lectores poco organizados, podríamos haber leído Esperando a Godot y haberlo descubierto antes. Asimismo, volvemos a encontrar que la identificación del lector con el personaje es contingente, aunque ya lo sabíamos desde Madre Coraje.
Por último, Rothfuss afirma que la novela no es una pérdida de tiempo total porque con ella ha aprendido a escribir en tercera persona. ¿Se merece un aplauso?
Yo me he negado a leer nada más hasta que no salga el tercero xDD
ResponderEliminarSolo he leído el primero (que es uno de mis libros favoritos) y lo dicho, un sin vivir jajajajaj
Besotes
Yo me quedé pilladísima con este libro. No me lo he leído, pero un amigo mío y yo fangirleábamos con Rothfuss nivel máximo cuando yo no tenía blog, por lo cual no tenía mucha gente con la que hablar de literatura.
ResponderEliminarEn fins... le regalé este libro y a los dos días vino y me dijo: Prefiero que me regales el de la Esteban.
Mi amigo es un chico de acción, y yo pues ando un poco igual, aunque no tanto, y aunque la trama de El nombre del Viento y El temor de un hombre sabio se desarrollan despacio por la cantidad de descripción y detalles, al menos pasan.
No sé ni de qué va el libro, pero me dieron ganas de tirarlo a la basura. Que además no es barato.
Y, ah! los experimentos de escritura no se publican. Digo.
Bonita anédota y sabia observación.
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