Atención: Dado que he disfrutado muchísimo de Laura Gallego, puede que este artículo afirme que tiene más calidad literaria de la que ``"realmente"´´ tiene.
A lo largo de la literatura fantástica detectamos una serie de
esquemas habitualmente repetidos que nos pueden ayudar a identificar
una obra como perteneciente a este género, pero cuyo uso y abuso
puede crear clichés. Memorias de Idhún respeta en cierta medida esa
tradición, pero, no obstante, tiene numerosas innovaciones y
desviaciones que merece la pena comentar, pues hacen de esta saga
algo excepcional.
Con respecto a los objetos mágicos que aparecen en Memorias de
Idhún, esta saga comparte muchos elementos con narraciones
anteriores; las espadas mágicas obviamente no son artefactos
originales. Aún así, a pesar de que la espada de Jack haya sido
forjada “con fuego de dragón”, Laura Gallego no se adhiere
totalmente a los esquemas previos; trata a estos objetos mágicos
como a extensiones del cuerpo, en vez de como a objetos. Por ejemplo,
cuando Kirtash no puede utilizar su espada al reprimir sus instintos,
parece que la espada está enferma. Y, el cuerno de unicornio es
físicamente parte de Victoria. Aún así, esto no es totalmente
consistente a lo largo de la trilogía, pues el cuerno de unicornio
se puede extraer y otro crecerá, siendo así más como pelo que como
un brazo.
Extraído de aquí
Otra área digna de consideración es la lucha entre los dos bandos; dragones
y humanos contra sheks y szish. Aquí destaca que el odio parece a
primera vista ser absoluto, pero no lo es. Tras años y años y años
leyendo libros en los que sería inconcebible que un orco tratase
amigablemente a un elfo (véase El señor de los anillos), es una
brisa de aire fresco encontrarse con un libro que ignore esta regla
no escrita. Creo que debería poner algunos ejemplos: Gerde es
sangrecaliente, la shek que cuida de Jack puede poner su deseo de
venganza por encima de su instinto y además puede haber amor entre
sangrecalientes y sangrefrías. Y, por supuesto, Jack y Kirtash
pueden mantener su odio a raya.
Pero esta relatividad es sutil, está ahí, pero no se menciona
explícitamente más de lo necesario. Y, hablando de relatividad, ¿os
acordáis de la figura del consejero o maestro? Si, ese que entrena a
nuestro héroe para que luche contra los malosmalísimos. En Memorias
de Idhún, es obviamente Aslan Alsan. Y nos gusta más
cuando es relajado y moralmente flexible que cuando es rígido y
estricto. Hay una reflexión detrás de esa parte de la trama.
Adicionalmente, el uso del suspense también es inusual en esta saga, pues es poco frecuente en el género fantástica. En un libro típico, Ashran sorprendería a todos rompiendo la barrera
protectora mediante rayos de luna intoxicados. En Memorias de Idhún,
tiene a todos tensos durante un rato, y luego rompe la barrera, en
una demostración de poder mucho más potente que un mero ataque
sorpresa.
Y, finalmente, el amor. Normalmente, la historia de amor clásica
es “chico conoce a chica”, y creo recordar que en Memorias de
Idhún me encontré por primera vez con un triángulo amoroso.
Posteriormente se han dado casos adicionales, pero el idhunita se
diferencia en dos aspectos importantes. En primer lugar, no es un
infantil “dudo entre estos dos buenorros”, sino un triángulo
amoroso “de verdad”; Victoria tiene vínculos intensos con ambos
y no puede elgir a uno e ignorar al otro para siempre jamás (cof,
Gale, cof). Y, en segundo lugar, ambos amados pertenecen a lados
diferentes de un mismo conflicto, lo cual guía la trama pero también
abona el campo para que el odio de Jack y Kirtash no sea absoluto.
En conclusión, Memorias de Idhún innova en el género
fantástico, y no es solo trama. Además, esta saga es un buen
contraargumento (pero no el único) contra el mito de que la fantasía es un género
"débil", pues demuestra que en manos de un autor capaz,
tiene un potente potencial.
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ResponderEliminarP.D: me encanta Memorias de Idhún, estoy de acuerdo contigo en que innova bastante en el género.