La mejor forma de aprender un idioma extranjero


En algún sitio leí que la forma más rápida de aprender un idioma extranjero es pasar unos meses en una cárcel con criminales a los que no entiendes. Parece plausible, pero propongo una hipótesis alternativa: el método más eficaz es intentar conquistar a un interés romántico que muestra cierta reciprocidad. Recuerdo ver a un ruso que con un A1 de alemán ponía en juego pericias perifrásticas, sutilezas sintácticas y mañas morfológicas ante una francesita con cierto encanto con la que sólo compartía el idioma germano. Los esfuerzos hercúleos del chaval daban sus frutos y su motivación era mayor que sentado en cualquier silla delante de cualquier profesor. ¡Quién hubiera pensado que un brebaje de hormonas se pudiese encauzar para beneficio académico!

En 2º de Bachillerato aprendí muchísima filosofía. Pero no en clase.

En un campamento de alemán con una notable población de la antigua Unión Soviética, desde Ucrania a Kazajistán, que se caracterizaba por beber mucho vodka, se dio el rumor de que yo hablaba ruso. Primero nació el rumor desnudo y tras poco tiempo se fue vistiendo de detalles: Uno de mis padres era posiblemente ruso, pero yo no quería revelarlo porque estaba en el campamento para aprender alemán.

Al segundo día, una chica afirmaba con un 80% de seguridad que al menos lo entendía y otra recordaba haberme oído hablar en ruso, ¡ningún extranjero sabe lo que es la maskirovka! Una vez que el rumor estaba firmemente asentado y mi negación vehemente se tomaba como una prueba más, decidí a arriesgarme y a experimentar.

Comencé a escuchar muy atentamente cuando hablaban y a responder mediante magia negra a preguntas como "¿hablas ruso?" o "¿me das una chuche?" Sin la distracción del lenguaje verbal, el corporal se revelaba evidente; claro que me está pidiendo una golosina, las ha mirado antes y su brazo casi las señala. Y es obvio que me están preguntando si hablo ruso, han mencionado mi nombre y sus ojos me interrogan.

De lo anterior se concluye que el lenguaje no verbal transmite información abundantísima. Pero esta segunda conclusión ya la había oído antes, mi padre me la había comentado mil y una veces. Sin embargo, no la había entendido de la misma forma que la entiendo ahora, de forma similar a como la afirmación "El ferrocarril actuó como sector de arrastre de la industria metalúrgica" tiene dos significados diferentes antes y después de leer El fracaso de la Revolución industrial en España, 1814-1913, de Jordi Nadal. Ahora, y no antes, comienzo a comprender la posición de Nietzsche con respecto a la relación entre la idea, la intuición y el lenguaje: Qué mejor ejemplo para ilustrarla que los apuntes mi clase de filosofía de este mismo autor, que sólo me dieron palabras, humo y sombra y nunca intuiciones.

No obstante, en 2º de Bachillerato sí aprendí muchísima filosofía...

Solo que no en clase. Mi tutora se negaba a responder mis preguntas, llamándome imbécil a la cara: "Nuño, siempre vas un paso por detrás" (en fa sostenido) o "se ve que no llegas" (en la mayor). Recuerdo una clase de francés en mi antiguo colegio en la cual la profesora empezó advirtiéndonos de que la lección podía ser complicada. Después de la explicación, preguntó si alguien no entendía algo y yo pedí que lo repitiese otra vez y que pusiera algunos ejemplos más. Mis compañeros de alrededor se sorprendieron, pues ellos lo entendían perfectamente, y me abuchearon un poco. No se percataron de que yo tenía la misma comprensión superficial del concepto que ellos, pero yo quería subyugarlo total y definitivamente, profundizar, cosa que, con la segunda vuelta, hice. Con mi tutora esto no pasó nunca.

Otro detalle curioso fue el constante ejercicio de hipocresía que se llevó a cabo en esa clase. Mientras se hacía énfasis en el pensamiento crítico se nos obligaba a memorizar la ristra de adjetivos que definen la idea platónica: "eterna, inmaterial, indivisible, inmutable, objetiva y universal" y la definición de ciencia según Aristóteles: "saber universal, indudable y organizado". Y cual palabra revelada, se debía tomar con devoción. El problema radica en que la memorización de una forma concreta de expresar una idea es óbice para la comprensión de la idea misma, la obcecación en una formulación impide trascenderla. Se valoró conocer una sola al dedillo, poderla escupir en el examen. Pudimos capturar las palabras que rodean a un concepto sin capturar al concepto en sí, y nunca desarrollamos intuiciones.

También resultó singular la aproximación a las preguntas filosóficas más profundas y actuales. No "¿qué es el hombre?", "¿qué puedo conocer?" ni "¿qué es el bien?" sino "¿creéis que este puede ser un texto de selectividad?". Era una estampa graciosa ver a veintiséis mentes pensantes intentando dilucidar y explicar dicha cuestión: al igual que Kant establece que una ciencia se caracteriza por los juicios sintéticos a priori, los textos de selectividad se definen por tal, cual y fual. Mientras tanto yo copiaba menticulosamente toda palabra revelada con la zurda y ya soy ambidextro. En mi clase de filosofía, el examen de selectividad, o la presentación del BI fueron los objetivos, en vez de obstáculos o herramientas para afinar nuestra maquinaria intelectual. Esto confirma tanto la Ley de Goodhart como la tesis de Eichman en Jerusalén, de Arendt.

Porque lo que mi tutora ha hecho es criminal, pero de una criminalidad similar a la de Eichman: banal. Otros profesores, no obstante, sí fueron positivamente más allá de su deber explícito: Patricio con sus intercambios, viajes y recursos audiovisuales: el "no difference" y poniéndole horas de laboratorio, al igual que Marisol. Juanma con el taller de debate, Ana en especial en los comentarios de novelas y conmigo, en mi monografía. Beatriz intentando dar clase de universidad y Sotero y Manuel simplemente siendo ellos mismos, Sotero con su mus y su ma' (math) y Manuel con su Atleti. Todavía queda Cacho, con su memorable "pues me lo buscan para mañana". El Cacho de primero tuvo la interesante habilidad de motivar tanto al eje Europa Universalis, que ya sabía detallitos del imperio Austro-húngaro, como a los panolis que aterrizamos despistados. Fue nuestro Vicente del Bosque.

Pero de clase de filosofía, ¿qué podemos decir?¿Que se trajo un pollo reseco? Aún así, tal vez se haya demonizado en exceso a alguien que no es más que un engranaje particularmente eficiente de un sistema irreversiblemente fracturado. Quisiera leer una cita de Antifragil, de Nassim Taleb:
"Las personas que aumentan su capacidad física utilizando estas modernas y caras máquinas pueden levantar pesos extremadamente grandes y desarrollar músculos impresionantes, pero no son capaces de levantar una piedra; son aplastados en una pelea callejera por aquellos entrenados en contextos más desorganizados. Su fuerza es profundamente dependiente de su dominio de aplicación y este no existe fuera de construcciones lúdicas y extremadamente organizadas. De hecho, su fuerza, al igual que en el caso de atletas excesivamente especializados, es el resultado de una deformidad. Pensé que lo mismo se daba con personas seleccionadas por intentar sacar buenas notas en un pequeño número de asignaturas en vez de seguir su curiosidad [...] Al igual que los ejecutivos se seleccionan por su capacidad de soportar reuniones aburridas, muchas de estas personas fueron seleccionadas por su habilidad para concentrarse en materiales aburridos". Fin de la cita.
Y en efecto muchas veces hemos permitido que nuestra curiosidad haya sido por un soporífero temario adormilada; el LOE no está diseñado para encauzar nuestra curiosidad; pasamos más tiempo haciendo exámenes que estudiando a Nietzsche.

No obstante, al margen de mi educación formal sí aprendí filosofía, mediante los múltiples recursos a mi alcance, que os recomiendo. Por mencionar algunos, leí La aventura de pensar, de Fernando Savater, a quién conocí a través de La aventura del pensamiento, una amena serie de vídeos de filosofía. Leí La deshumanización del arte, de Ortega. Leí algunos textos tomasinos, que no me convencieron. Leí tomando apuntes el Tractatus Logico-Philosophicus la semana de antes de selectividad, porque la filosofía me interesa pero las fotocopias que tuve que estudiar eran repugnantes. Creo que este libro fue el detonante de que me matricule en Filosofía por la UNED este año. Comencé y pretendo terminar la serie de Justice, de Michael Sanders, sobre los distintos sistemas éticos a lo largo de la historia. Y me fascinaron Thinking fast and slow, de Kahneman, y Antifrágil, de Nassim Taleb que tienen mucho que decir acerca de cómo conocemos, más que cualquier Descartes con su glándula pineal. Y de Descartes entendí la potencia de su genio maligno. Además, este verano fui a un campamento asociado con el CFAR, el Centro para la Racionalidad Aplicada, visitando el FHI, el Instituto del Futuro de la Humanidad, un spin-off del departamento de Ética Aplicada de la Facultad de Filosofía de Oxford. Resulta cómico contemplarlo, compararlo y contrastarlo con la Complutense, cuyo departamento de Filosofía ha sido asimilado por el de Literatura.

También disfruté de algunas excelentes discusiones que enfrentaban a Utilitarismo y a la ética de Kant, principalmente con Jorge García Couto. Si no he aprendido filosofía en clase no ha sido porque no he querido, sino todo lo contrario. Compárese esto con Lengua y Literatura, asignatura en la cual también he leído por libre, y en la que además mi genial profesora me ha prestado Regla y representación, de Chomsky, y nos señaló algunas otras lecturas, como El caracol y la sirena, de Octavio Paz, azuzando nuestra curiosidad.

Retomando nuestro Leitmotiv, hablando de Platón y de Artistóteles, mi tutora afirmó que un gran maestro produce a estudiantes de mayor estatura, y empequeñeciéndonos, ha sido la anti-maestra. Propongo un brindis solitario a todo lo que pudo ser y nunca fue, y confío en que estas palabras actúen de revulsivo. Idealmente con una dimisión; como decía un compañero que tenía algo de precursor, "muerto el perro se acabó la rabia".

Todavía quisiera hablar de un último aspecto: nuestras alegrías y penas personales. Hubo variación. Un amigo mío rozaba la euforia por estar rodeado de gentes lúcidas y perspicaces, de poder ser derrotado al ajedrez. Un segundo sufrió una depresión, causada por la pedagogía de la Hidra, que continúa hoy en día, con altibajos de desasosiego repentino. Un tercero, muchos terceros sacaban notas espléndidas, mientras que alguno tenía pesadillas antes de cada examen. En la misma fiesta alguien mandó a la mierda a una chica de la forma más borde posible y un colega ayudó a una chica intoxicada. Un día exasperábamos al profesor y más adelante nos daba las gracias por ser alumnos geniales.

En lo que respecta al amor y sucedáneos, en mi clase hay, entre mucho que no se come un rosco, un Don Juan redimido junto a algunas bonitas relaciones cuyo final no puedo concebir. Que por poder sí puedo, porque con tan solo responder siempre "menos del doble de lo que ya han estado juntos", tendré razón el 50% de las veces. No obstante, sucede que no se me está permitido especular, por razones sociales que todavía no comprendo pero que me aseguran que son perfectamente válidas.

A la pregunta "¿Es el Bachillerato Internacional un valle de lágrimas?" se responde, como diría un gallego, con un "¿en qué medida?" Citando a este mismo gallego, "El BI es, en cierta medida, un valle de lágrimas. Es el peor valle de lágrimas, exceptuando a todos los demás": El BI ha sido la mejor opción, pero en muchas ocasiones no ha sido suficiente. Vale.

Fdo: Momo Yis

El Partido Carlista Antimonárquico Español

Caracterizado por su prudencia, el arrojado partido Carlista Antimonárquico Español (CAE) es una fuerza internacionalista que, desde la flexibilidad, aboga por la rectitud moral, por un tradicionalismo actual y renovador, por un dinámico inmovilismo. Ante la ficticia realidad que se pinta a los españoles, el único remedio es una enfermiza serenidad exaltada: las esclavizantes libertades que los sempiternos jovenzuelos hoy adoptan, abortando todo recuerdo de su misión de sumisión ante sus mayores, son una de entre muchas perfectas averraciones.

Superficialmente, nuestro fondo filosófico es materializar los ideales eternos de honor, gloria y justicia, y desterrar los mundanos ídolos de dinero y apariencias. Así, encuadrando en el globo nuestros valores, encadenándolos al mundo, este será libre. Políticamente, respecto de España, un gran poeta español escribía los siguientes versos, de actualidad vigente, pero la gente no me vio:

Castilla miserable, ayer dominadora,
envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora.
¿Espera, duerme o sueña? ¿La sangre derramada
recuerda, cuando tuvo la fiebre de la espada?
Todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira;
cambian la mar y el monte y el ojo que los mira.
¿Pasó? Sobre sus campos aún el fantasma yerra
de un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra.

Ciertamente, esta falsa sociedad de la suciedad se sacia de violencia vacía, poniendo a la guerra sobre Dios, y Castilla la Mancha queda mancillada. Nietzsche escribía "Dios ha muerto. Dios sigue muerto. Y nosotros lo hemos matado", entendiendo por Dios el conjunto de valores occidentales. Para resucitarlo, estas elecciones, ¡arriba el CAE!

La tempestad

En un tren en un lugar que no importa tuve una conversación interesante, y por tanto memorable, con un abuelito que parecía inofensivo pero que resultó trabajar en una organización con dientes contra la proliferación nuclear. Una de sus ideas más penetrantes fue que de joven había estudiado literatura, pero la abandonó al llegar a la conclusión de que, "en último término, la literatura es una actividad masturbatoria".

"Un postulado no necesita pruebas, pero su eficacia puede ser medida por los resultados a los que se llega cuando este se acepta", afirma Todorov en Introducción a la literatura fantástica. Con esto en mente, me pregunto qué resultara de analizar la novela La tempestad, de Juan Manuel de Prada, tomando como postulado la perspectiva del primer párrafo:

Este libro infunde sustancia a esta acusación: es una novela plenamente masturbatoria, masturbatoria en todas sus facetas. La primera y la más aparente es la desbordante presencia de sexualidad, desde instancias puramente pornográficas hasta las meramente explícitas, como "un culo en la frontera misma del exceso" o simplemente la desbordante temática carnal: "Por la noche suele abandonar su puesto y frecuentar burdeles. Burdeles ínfimos, señor".

En segundo lugar, el lenguaje es de una fangosa exquisitez que se aproxima a la decadencia de la regia y pomposa rosa Pompadour. El autor se excita al escribir latinismos, y más los que comienzan por "imp": impostado, impertérrita, impudicia, ímproba, impotencia, etc. Cuando intenta aventurarse en el terreno de lo vulgar fracasa estrepitosamente: incluso Tedeschi, un esbirro de baja estofa utiliza una desconcertante mezcla entre léxico culto y un intento de informalidad, que nunca alcanza la verosimilitud del "te sobra finura putarranco" de La verdad sobre el caso Savolta


Dejando de lado su vocabulario de sofista, otro recurso recurrente es la reiteración retórica; reusa repetidamente sus más refinadamente redactadas preposiciones: "unos senos apenas reseñables", "infringido una virginidad o abofeteado una inocencia", y en el último capítulo, "Otros rostros se alejan y precipitan en la común argamasa del olvido, pero no el de Chiara", para prolongar la apreciación de una imagen de particular calidad. No obstante, algunas combinaciones retóricas interesantes, como "su cuerpo y su alma estaban en barbecho" aparecen una sola vez: La repetición está limitada por lo que la trama narrativa permite; si no es al menos tangencialmente relevante para la acción, por muy bonita que una figura sea, no encajará. Junto a estas imágenes encontramos una complementación casi patológica "... me preguntó el taxista sin descuidar el timón", que sin tener relevancia narrativa, carecen de toda mesura. Asimismo, el texto rebosa de divagaciones del narrador y diálogos largos y floridos, casi discursos, demasiado extensos como para ser verosímiles.

Y la tercera dimensión, el plano de las ideas, alterna entre lo plenamente erróneo y lo tan solo cuestionable. Respecto de lo erróneo, afirmaciones como "Pero la asimetría acrecienta la belleza" son simplemente falsos (véase este compendio de estudios [http://people.idsia.ch/~juergen/beauty.html] o este artículo de periódico [http://www.telegraph.co.uk/news/science/science-news/3343640/Symmetrical-human-faces-are-more-beautiful.html]). Y en lo referente a lo cuestionable, sucede que para mi no es obvio que "el arte es una religión del sentimiento", posición que el autor presenta sin defender rigurosamente, de tal forma que su narración se vuelve, en ocasiones, fábula o sermón.

Por último, si bien el calificativo de masturbatoria se aplica perfectamente a esta obra, la respuesta ¿y qué? es una posición literaria consistente. Puede que no me satisfaga hoy a mí como lector, pero no obstante tampoco puedo defender honestamente una visión de la literatura subordinada a un propósito. Debo pensar sobre este asunto, pero sí he aprendido que adoptar una posición ideológica, en este caso literaria, permite llegar al insulto con inusitada facilidad.

¿Cuánto vale cada idioma?

Las comparaciones entre idiomas frecuentemente hacen referencia al número de hablantes o número de países por idioma. ¿Pero qué pasa si sólo te interesa el frío, sucio e inerte dinero?



Los datos en bruto son:

Idioma PIB PPA, en billones de USD
Chino 18,0780733000
Inglés 35,0516565956
Español 7,5059931000
Árabe 6,0018888120

Han sido obtenidos de Wikipedia y, como vemos, forman una gráfica de la forma 1/x; ya he olvidado todo lo que aprendí en mis prácticas de física.

Oh alemán, mi alemán

Fragmento del examen oral de alemán realizado por Nuño Sempere.
(Se adjunta traducción del intérprete jurado Guzmán Hernández de Fenwick)

En la parte uno se deberá planificar una fiesta para un colegio. Se deberán discutir los siguientes puntos:
  • ¿Dónde? ¿Cuándo?
  • Mobiliario (mesas, sillas, etc.)
  • Unterhaltung
  • Viandas (refrescos y comida)
  • etc.
...

A. Bueno, podríamos aprovechar las sillas y las mesas del colegio
N.S. ¿Las sillas y las mesas del colegio? Parece un poco complicado, pero creo que lo podemos hacer.
A. Sí, podemos utilizar a los estudiantes más forzudos.
N.S. Y con respecto al Unterhaltung...
A. Ah, sí, el Unterhaltung...
N.S. Sophie me dijo que nos quería ayudar con la fiesta. Tal vez se podría encargar ella del Unterhaltung.
A. Excelente idea...

[La gracia está en que no supe qué significaba Unterhaltung; leélo otra vez]

Crónica de una gamberrada

El hastío es una cosa terrible, pero algunas veces produce resultados memorables. Por ejemplo: En un museo de Viena, en la esquina de la última sala, para digitalizar obrillas, apoyada en una bicicleta, veíase una cámara.


En el momento en el que mi amigo Jorge Gª Couto y yo la vimos, la sala estaba desierta, y en un arrebato de malicia separamos una hoja de mi cuaderno. Por una cara, escribimos "RAD und KAMERA, Nestor Dempster, 19/06/1943, Frankreich" y por la otra "BIKE and CAMERA, Nestor Dempster, 19/06/1943, France". La fecha se corresponde al día de la fechoría durante el período de ocupación alemana de Francia, y el autor es un alias que ya tenía yo pensado. Cuidadosamente, doblamos la hoja en forma de cartelito y la pusimos delante de la cámara.

Y esperamos. Poco después gotearon los primeros visitantes, ante los cuales nos pusimos a alabar la obra y a hacernos alguna foto junto a ella:

El ilustrísimo Jorge García Couto, cogamberro.

Y los visitantes, cual babuinos, nos imitaron. Recuerdo afectuosamente a dos franceses que la comentaron con un tono exquisitamente gálico. El rehuir de la conspicuidad nos impidió producir más testimonios, pero aún así conseguimos capturar alguna instantánea curiosa:

C'est magnifique, vraiment magnifique.

Madre con bebé, Nestor Dempster, 19/07/1990, Unión Soviética.

Es ist wie die Fontäne von Duchamp.

Tan solo alabamos la obra antes de la primera foto, pues tras ver los resultados, nuestra sorpresa fue máxima y de anonadados, no pudimos seguir actuando con seriedad y nos limitamos a observar. En definitiva, una anécdota con ángel, con cierto aire al concierto de flauta de Cela.


Y teniendo a Cela me vienen con citas de Winston Churchill y demás sandeces.
Fuente: Entrevista de La Vanguardia

Dejo como ejercicio para el lector desentrañar las implicaciones en lo que a apreciación artística respecta; podéis utilizar la desierta sección de comentarios.